jueves, 2 de enero de 2014

No todos los finales son felices

  Ha perdido la cuenta de los kilómetros y las horas, apenas nota ya el dolor en sus pies y si sabe que no ha perdido el bastón es porque lo oye chocar con el suelo, pues sus dedos perdieron toda sensibilidad a causa del frío. Marcha a trompicones, entre cabezadas, luchando contra el sueño y el agotamiento. Piensa lo fácil que sería rendirse, abandonarse al cansancio en una cuneta y reposar. Sí, parar un momentito no le haría ningún mal. Aquel árbol de allí parece particularmente cómodo... Apoya la espalda y mira al cielo; las estrellas titilan y él piensa en el hogar. En que no puede entretenerse pues la mayor recompensa le espera en casa. Fantasea ya con el momento. Entrará sin hacer ruido, para no despertarla, dejará con cuidado el bastón, el sombrero y el abrigo en el perchero y cuando se gire... un pequeño sobresalto. Ella estará ahí plantada, con su sonrisa traviesa y una mirada entre triunfal y divertida, como cada vez que se acerca sin ser vista. Él la besara y ella, tras un pequeño encogimiento de hombros le devolverá el beso...
No puede esperar más, ¿por qué descansar ahora? apenas una hora más de camino y podrá descansar junto a ella.
  Empieza a tararear una alegre canción, un vano truco para infundir aún más voluntad a su marcha, y emprende la caminata con tesón.
  Divaga, ha sido un largo viaje lleno de contratiempos y sorpresas. Fue enviado para cubrir la fiesta de un excéntrico noble en un castillo remoto, dinero fácil, pero nada fue como se esperaba. Fuerzas siniestras y oscuras conjuras se cernieron sobre los invitados y los pocos supervivientes tuvieron que volver por sus propios medios. Hacía una jornada se había despedido del último de ellos, un joven cochero que pese a todo no había renunciado a su buen humor. Sin embargo, desde su despedida, no para de pensar en las últimas palabras que oyeron mientras huían:
  "Rendíos al descanso eterno junto a mí u os veréis luchando por perseguir un destino que nunca podréis alcanzar"
Por más que cavila no logra verle un sentido claro a la supuesta maldición,  pero algo en su interior le dice que algo oscuro ha ocurrido....
  Una hora... ya tendría que ver las luces de las casas, sin embargo solo hay árboles frente a él. Se gira y cual es su sorpresa cuando ve que el árbol en el que se había recostado estaba a apenas veinte metros de donde se encuentra. Con horror descubre que la luna y las estrellas ya no están en el cielo que ahora es gris. ¿Cómo ha podido amanecer tan deprisa? Dudoso y con el pulso tambaleante tarda en acertar a sacar el reloj del bolsillo y cuando lo hace su temor se torna horror. Su mano, otrora joven y delicada, es ahora la mano esquelética y manchada de un anciano...


  Y tras esto voy a innovar, ahora una pequeña reflexión, sí, podéis dejar de leer aquí si no os interesan mis desvaríos....
 La entrada se iba a titular "No todos los finales son felices así que más nos conviene disfrutar mientras dure la historia", pero he pensado que era demasiado largo y pedante y mejor ponerlo aquí abajo como comentario. No es que esté fatalista ni nada por el estilo, en estos momentos me considero bastante- si digo sumamente alguien puede decir que exagero, si es que hubiese un público leyéndome, o incluso atribuirse el mérito y que se le subiera a la cabeza (guiño, guiño)- feliz.

domingo, 2 de junio de 2013

detalles

"Andando, paso tras paso, toda una vida andando. Un pie detrás de otro y el tiempo y los pensamientos fluyen con la naturalidad de un río. Una vida de vagar sin rumbo, solo entre la multitud, buscando rincones en los que cultivar el silencio, disfrutar de mi soledad.
Pero todo cambia.
 Un paso más y noto un cambio de presión en la mano... eres tú, y con solo ese apretón me lo has dicho todo. Me giro y veo como el viento te alborota el pelo y siento el impulso de besar tu mejilla, tu cuello, pero no, aún no, me gusta este silencio compartido, dejaré que dure un poco más. Y tras el beso una tímida sonrisa, mi corazón se derrite y no puedo evitar admitir que ya es tuyo por completo. No tengo miedo de decirlo, ni temo lo que puedas hacer con él... pues sé que hay mucho que ganar.
Y no puedo evitar divagar, pensar en estrellas de pálida piel o en mujeres mariposa y que tal vez, como pasa con las mariposas, seas fácil de asustar. Por eso me gusta verte en acción, me retiro a un segundo plano, y disfruto viendo cómo buscas un libro entre estanterías o decides cómo será la siguiente tarta. Y cuando menos me lo espero, te pones de puntillas y me das un beso en la mejilla. Y cada día me siento más recompensado, pues creo que sientes que puedes ser tú misma a mi lado ¡y me encanta!"




viernes, 26 de abril de 2013

Dulces sueños

Acepta esta ofrenda y concédeme tu favor. Este atrapasueños ha capturado la esencia de mis sueños durante más de cinco años, hoy, lanzándolo al fuego, te lo ofrezco. Este cuaderno que contiene el germen de mi ideas, mis únicos bienes de valor, acéptalas de buen grado. Y este tarrito, que contiene un suspiro de amor que el día de San Jorge dejé escapar, consérvalo como el tesoro que es.
Oh, Oniro, señor de sueños, padre de musas, maestro, hechicero, hombre y por tanto amante; concede a esta humilde alma enamorada el favor que te pide. Permíteme vagar consciente por tu reino para que, si en algún fugaz momento ella lo visita, pueda coger su mano y guiarla hasta el jardín del descanso, donde entre el rumor del riachuelo y el trinar de las aves pueda descansar mientras con historias, qué mejor lugar para contarlas que tu reino, alivio el peso de su corazón. Déjame ser, también en estas tierras, su caballero una  noche más. Permite que bellas visiones alegren su alma y que, mañana, cuando despierte, no pueda evitar que una sonrisa ilumine su cara, hazle ese favor al mundo, gran maestro, pues todos aquellos que se crucen con tamaña belleza no podrán evitar que su corazón se inflame en dicha.
A cambio, a parte de los tesoros que ya te he entregado, prometo dedicar mi vida, a parte del cuidado de mi princesa dentro y fuera de tus dominios, a divulgar tu grandeza y agrandar los horizontes de tu reino creando nuevas historias y fantasías con las que el hombre pueda soñar.

lunes, 22 de abril de 2013

Caballero andante, pero andante, andante

Dos horas antes del amanecer ya estaba frotando su deslustrada armadura e intentando afilar la antigua y embotada espada que heredó hace tantos años. Las velas se van consumiendo según se eleva el sol y su corazón rebosa dudas. Lo que al principio era impaciencia y decisión se torna, ahora miedo, otrora pesimismo. En la pared de enfrente, colgando de un clavo demasiado grande, un cuadro llama su atención. Un puente sobre un gran río, bajo una noche sin estrellas.
 Una alegre risa, fruto de un recuerdo cercano arropa su corazón y resuelto como nunca lo ha estado aparta la silla de un empujón, enfunda la espada y se pone el oxidado peto. No tiene un caballo sobre el que montar, pero hace un día maravilloso para caminar y tarareando una antigua canción, sobre hadas y sus engaños,  emprende camino hacia el norte.
 Una buena historia merece un buen principio; y se encargará de que este merezca la pena.

sábado, 20 de abril de 2013

valor

Que los dioses se apiaden de aquel que disfraza sus temores de rancia moral.
Que los astros se apiaden del hombre que siendo invitado por el viento reniega de volar.
Que los hijos de la tormenta, el terremoto y el volcán se apiaden del que no se lanza a bailar entre gigantes por que le puedan pisar.
Que se apiaden ellos, pues él jamás se perdonará.

sábado, 6 de abril de 2013

Jugando con las hadas

-Todo comenzó con la desaparición de una pequeña de apenas seis meses. La madre se había levantado inquieta en medio de la noche para encontrar,bajo las sábanas de la cuna, un muñeco toscamente tallando en madera y pintado en estrambóticos colores.
   Ante la ineficacia de la policía,  y por recomendación de un amigo, acudieron a mi; no soy barato, pero ofrezco buenos resultados mediante métodos que mis clientes no pueden llegar a imaginar...
   Tres desapariciones más en la zona en apenas una semana y una inexplicable oleada de amnesia entre los mendigos del parque me han conducido hasta aquí.
   Unto la miel en la piedra de visión, un canto rodado al que practiqué un agujero con la ayuda de un taladro, y miro a través.
  Bajo el estrellado cielo sin luna se alza, ante mi, la que antaño fue sede de reyes y señores, ahora ultrajada. Las banderas ondean al frío viento de la noche y extraños seres corretean y danzan entre las almenas. Pequeños seres luminosos, ágiles escupe-fuegos y pálidas mujeres cantan a la luna nueva, madre de su artera magia. Como sospechaba, el que antaño fuese símbolo de orgullo y poder ha sido profanado y ridiculizado por un atajo con maneras... La corte de las hadas se ha establecido en la Aljafería...
   ¡Mierda! Parece que me han visto. 
   Ante mi se materializa una mujer de belleza etérea.  Piel de nácar y cabello blanco como la nieve. Una miríada de mariposas, posadas en su cuerpo, confeccionan su vestido del color de la noche. No puede ser otra que Titania, la reina. Se acerca a mi y me roza la mejilla...
  ¡Me caigo!
   ¿Dónde estoy? ¿Qué  ocurre?

- Cálmese, señor Gutierrez. Está usted en el sanatorio Nuestra Señora del Carmen. Acaba de despertar del coma tras dos meses sin recordar siquiera quién era y ha accedido a una sesión de regresión hipnótica para ver si conseguía recordar algo.
-¡Claro que recuerdo! Tenemos que hacer algo, ya es tarde para esos niños, pero podemos evitar que haya más.
-Tranquilícese, por favor, obviamente acaba de recordar un episodio onírico que habrá vivido durante el coma...
-No, tenemos que ir a por ellos, ¡ya!
-Tranquilícese, por favor...
-¿Qué es esa jeringuilla? ¡Au!
-Celador, por favor, cuando esté más tranquilo llévelo a internamiento, parece que tendremos que practicarle pruebas un poco más intrusivas...

jueves, 4 de abril de 2013

Panorámica

¿Qué tienen todos los ríos que hacen que nuestro espíritu siempre quiera cruzar al otro lado? ¿Quizá buscamos la purificación, la transmutación o meramente seguir a delante?
Está a mi izquierda, apoyando la barbilla sobre sus brazos cruzados. El viento agita su preciosa melena y me distrae el contraste de sus labios con su nívea piel, como un rubí expuesto sobre un lino blanco para realzar su pureza. Hago un comentario banal, para intentar romper el hechizo y hace un amago de sonrisa, pero su vista sigue fija en el horizonte. Daría un trozito de mi alma por saber qué piensa, igual está dando forma a las nubes, intentando describir el bramido de las aguas a nuestros pies o bailando con gigantes en las escarpadas cumbres del Pirineo...
Ojalá pudiese verse con estos ojos  de loco y guardar dicha impresión en su memoria,  pues yo al menos no podré olvidarla jamás.

sábado, 16 de marzo de 2013

5ºC Junto a la fuente del dragón

Dejo el castillo a mi espalda y tomo el camino que, remolón, caracolea en torno a la arbolada colina.
En la noche sin luna, arrullado por Zierzo, me deleito con la sensación de sentir, a través de la fina suela de mis botas, la forma de cada uno de los irregulares adoquines. Al alcanzar la cima el resultado no es el que esperaba, apenas dos bancos destrozados y vistas a un aparcamiento poblado de furgonetas blancas y fango oscuro, pero no desespero, la noche acaba de empezar.
Desciendo la ladera, ahora en línea recta, poco a poco al principio, a la carrera ya a mitad de pendiente. Siento el calor en mis ateridos músculos y esquivo con destreza las ramas que amenazan mi rostro. Río y los últimos metros transcurren entre zancadas y saltos.
Cuando mi respiración se pausa, y sin apenas darme cuenta, mi pensamiento vuela hacia ti, seas quien seas. Me da por pensar que quizá no existas y mi corazón esté condenado a vagar en soledad por esta ciudad por siempre, o quizá ya te he visto. Puede que cruzásemos una mirada frente al Paraninfo, te sentases a mi lado en el autobús de camino al campus o que incluso hayamos mantenido alguna conversación insustancial.
Igual me observas en la distancia y yo lo desconozco.... ¡Ja! Esa si que no cuela.
Una vez más mi razón se esfuerza por hacer comprender al obstinado encarnado que el amor es una ilusión, literatura barata, otra idea más del marketing actual. Y aun así te busco. Busco tu silueta entre los árboles, tu sonrisa entre la multitud y tus ojos en los reflejos de cada charco, fuente y escaparate...Inútil, como buscar una estrella en este cielo sin luna, asediado por la contaminación lumínica de cientos de farolas.
Mis pies me han llevado hasta el puente de piedra. Así que es el Pilar el que queda ahora a mi espalda mientras cruzo sobre las rápidas aguas del Ebro, negras como esta oscura noche, la única en la que soy capaz de dejar mi pluma fluir, temeroso de que la tinta se congele y no pueda terminar.
Ya solo resta sentarme, en el banco, frente a mi viejo amigo para, con mi compañía, intentar paliar su eterna tristeza. Las lágrimas ruedan por sus escamadas mejillas mientras mira, anhelante, el horizonte. ël llora una antigua pérdida, yo, hoy, me propongo celebrar el comienzo de una nueva búsqueda.
Meteré mis dedos, una vez más, en las frías aguas del estanque formado por sus lágrimas y, volteando mi paraguas a ritmo de rock & roll, mis pasos resonarán en la noche de Zaragoza mientras intento recordar donde escondí mi corazón y mientras, uno a  uno, visito todos mis rincones hasta que me sienta completo una vez más.

lunes, 25 de febrero de 2013

Hora de dar pasos cortos

"Tenía un sueño y se dejó guiar por él. Cansado del mundo en el que vivía decidió aportar su granito de arena cambiando poco a poco su rutina. Comenzó cediendo el sitio en el autobús e invitando a un bocadillo al hombre que pedía en la puerta del supermercado y al poco ya estaba al cargo de la sección provincial de una conocida ONG. Un día se le acercó un desconocido y le preguntó por qué no miraba más allá, por qué no intentaba aplicar su cambio a la sociedad, el país tenía mucho que ganar en tiempos tan difíciles y él poseía los medios para ayudarle a alcanzar una posición que le permitiese hacer algo de verdad. Firmó cuatro inocuos documentos y en apenas  seis años se encontraba rodeado de comodidades en un inmenso despacho al frente del gobierno de la nación. El pueblo le llamaba salvador y en las iglesias daban gracias por su buen hacer, el paro había descendido a un anecdótico 0.5%.
Su benefactor se presentó ante él con una nueva oferta, un laboratorio de su propiedad estaba a punto de descubrir una cura para la Aquinia, una de las pocas enfermedades que aún no se podía curar, más aún, que se estaba expandiendo rápidamente. Si firmaba ese documento confiriéndole una sustancial cantidad de fondos del estado se comprometía a distribuir la vacuna gratuitamente en todos los colegios y centros cívicos del estado. Lo que no le dijo es la fuerte dependencia que creaba, ni el alto precio al que vendería las siguientes dosis."


La delincuencia y la violencia han alcanzado límites insospechados y la economía se ha hundido. No se sabe qué fue del llamado Salvador, hace meses que desapareció y la calle se ha llenado de hombres y mujeres que no tienen nada, algo que ya no estábamos acostumbrados a ver. Pero aún queda algo de esperanza, anoche me atracaron unos desconocidos y me abandonaron en un callejón dándome por muerto. Desperté en el regazo de un hombre sucio y cubierto de harapos que me estaba dando de beber en una sucia taza de latón. Cuando recuperé del todo la conciencia me ofreció un pedazo de pan y se ofreció a acompañarme a casa para que no me sucediese nada más. Cuando le pregunté por qué hacía todo esto, en vez de haberme dejado tirado e incluso haberme quitado la ropa, que le hubiese mantenido a salvo del frío mejor que sus harapos me contestó:

"Persiguiendo grandes acciones cometí el mayor de los errores,
con actos humildes intento conseguir el mayor de los bienes"


sábado, 9 de febrero de 2013

Mar en reposo

Tras el ataque solo quedamos 10 supervivientes, entre ellos, el capitán y yo mismo. Con el timón destrozado y  a merced del tempestuoso viento nos vimos arrastrados hacia esta perenne oscuridad. Tras dos días sin ver la luz del sol, según cálculos del capitán, Jimmy sucumbió; juró que Charlotte, la alegre moza de turgentes pechos que conoció en el último puerto y de la que no paraba de hablar, le estaba llamando y, sin pensárselo dos veces, se arrojó al mar. Nunca supimos de él.
El día que se acabó la última vela, estalló la primera pelea, dos hermanos, machete en mano, se disputaron un trozo de pan duro entre los gritos de ánimo del resto de la tripulación. Ninguno de ellos sobrevivió y, pese a mis protestas, el temor del capitán ante un posible motín permitió que esa noche los indeseables que habían alentado con sus improperios la reyerta cenasen estofado de carne...
Después de aquel espantoso espectáculo, el estado de la tripulación empeoró rápidamente. Terminaron convertidos en bestias desquiciadas que gruñían, gritaban y se peleaban recorriendo la cubierta, convertida en una jungla, con la mirada perdida.
Los pocos que quedaban con vida, a penas dos o tres, saltaron por la borda entre gritos cuando la niebla impidió ver la luz de las estrellas. En ese momento pudimos poner fin a nuestro confinamiento, el capitán y yo, y abandonar sus aposentos. Sentaba bien volver a respirar el frío viento del mar, aunque nuestra esperanza hubiese desaparecido.
El tiempo pasó despacio, con nuestras voces como única compañía en la absoluta oscuridad y la tranquilidad de un mar en completa calma. A cada momento sentíamos como la niebla reptaba por nuestro cuerpo e intentaba arrebatarnos el calor de la vida. Combatimos con honor y gracias a las reservas de ron conseguimos mantener la temperatura corporal...
Se acabó el agua potable y cuando iba a comunicárselo al capitán solo obtuve silencio por respuesta. No sé que habrá sido de él, solo espero que al final haya encontrado lo que buscaba.
A penas me quedan unas horas y sé que ya no voy a ver ninguna luz, ni mi cuerpo va a sentir calor por última vez, solo me queda poner mi vida en una balanza y ver qué equipaje me llevo al más allá.
He conocido hombres que darían su mano derecha por ayudar a sus congéneres, he visitado parajes hermosos y exóticos y he aprendido cientos de historias y he presenciado maravillas tecnológicas que creía imposibles. He encontrado la dicha en la sonrisa de un desconocido y he compartido el dolor con quien lo ha perdido todo.  Lo he dado todo en el amor y me he llegado a sentir correspondido. Lo he tenido todo y después lo he vuelto a perder. Sí, esta vida ha merecido la pena, solo quiero que sepas, extraño, que marcho en paz y que mi alma reposará por siempre jamás con la tranquilidad que otorga un trabajo bien hecho y una vida plenamente vivida.

martes, 18 de diciembre de 2012

Cuando no todo parece perdido

Mira hacia atrás y no acierta a recordar cómo fue ¿De verdad estuvo seguro de algo? ¿Hubo un tiempo en el que no se escondía detrás de esa estúpida máscara?
Cree reconocer atisbos de seguridad, de una increíble fe en el destino, recuerdos de cuando iba ebrio de literatura fantástica, era muy joven, no llegaba a la mayoría de edad. Creía en la justa recompensa por el esfuerzo y en sonreír a los desconocidos para que el universo le devolviese la sonrisa. Sonrisas. Las guardaba como pequeños tesoros. Aquella chica hippie de pelo corto, rojo intenso, que le sonreía en el autobús, un padre y un hijo idénticos que siempre iban bromeando, una mujer triste con una maleta y que al cruzar la mirada hace el esfuerzo de devolver la sonrisa... Y sintiéndose especial pasaron los años.
Después llegó su destino, o lo que él creyó que era su destino. Todo lo que más deseaba le fue puesto al alcance de la mano y no cupo en sí de gozo. Creyó que su felicidad no tendría fin....
Y le alcanzó la desgracia. La sobriedad llegó de golpe y trajo a la resaca. Llorando en el barro se dio cuenta de que lo había perdido todo y de que, quizá, nunca había llegado a ser cierto del todo, solo una historia más, otra fantasía para su colección, ya nunca podrá estar seguro de ello. Quizá nunca llegó a ser el hombre que quería ser. Ha comprendido que la realidad es dura y que independientemente de tu comportamiento, no hay un destino, ni un karma, solo azar, el veleidoso caos que nos iguala y juega con nosotros, y la responsabilidad por nuestros actos. Y es consciente de que es hartamente improbable que se le vuelva a brindar una oportunidad igual, la estadística está en su contra, la ingeniería le ha enseñado ciertas cosas y sobre él se cierne la sospecha de que si llegase esa oportunidad volvería a cometer los mismos errores.
Aún así queda una chispita de rebeldía en su corazón, la chispa que le ha empujado a llevar esa máscara socarrona y a desempolvar los ropajes de colores, pues si no puede sonreír a la gente, intentará hacerles felices sin que ellos se enteren de qué hay detrás. La talló en la corteza de un árbol caído, apenas dos rendijas para los ojos y una gran sonrisa, falsa, estática, grotesca. Él conoce la verdad, la desdicha de esta realidad, pero puede ayudar a que otros no tengan que enfrentarse a ella.

Hace ya varios minutos que ha levantado la vista del libro y cuando consigue salir de este laberinto de sinsentidos y fijar la vista al frente la ve. Está completamente girada, en un asiento de la primera fila, mirándole a los ojos. El sol ilumina su nívea piel y le confiere un brillo casi sobrenatural o quizá demasiado natural, como de luz de luna, hace bailar reflejos de caoba, diminutos ifrits y salamandras haciendo de las suyas, en su larguísima melena, y la hace parecer, en definitiva, un ser hecho por completo de luz, una enviada del astro rey, embajadora de su luminosidad y su calidez para el disfrute de aquellos que quizá no lo merecemos. Y ,en el centro de tamaño espectáculo de luces  y reflejos, una tímida y encantadora sonrisa. En cuanto se siente descubierta vuelve a sentarse correctamente y centra su atención en su teléfono móvil. ¿O quizá está leyendo?
 Cuando se recupera y borra la sonrisa de estúpido que ha aflorado a su rostro, retoma la lectura donde la había dejado... Aún no se explica cómo Klark Kent y Sherlock Holmes pueden tener tanta coherencia en un mismo libro... pero ahí están y pronto conocerán a Franco.
El autobús llega a su destino y al bajar decide desearle buenos días a la hija del sol. Ella le vuelve a sonreír y le contesta:
-Buenos días. ¿Sabes? Me alegro de que por fin no lleves tu dichosa máscara, es mucho mejor así.





Sé que nunca leerás esto, aunque lo poco de mí que aún cree en la magia lo desea de veras, pero esta es la única forma que tengo de darte las gracias por una sonrisa en el momento justo. Si bien la  verdadera historia acabó con el buenos días, la frase que a traición y con alevosía encasqueto a tus labios, aunque no dicha, sí fue sentida, pues así me sentí yo.
Muchas gracias. Y mis mejores deseos para ti, hija del sol, pues no puedo llamarte de otra manera, para que allí donde te lleven tus pies (o el transporte público) coseches tantas sonrisas como siembres, pues es una noble costumbre que se está perdiendo.


martes, 11 de diciembre de 2012

"And if my heart would run from her or
flee from her, be gon from her,
She'd wrap it in a nest of stars and then
she'd take it on whit her
Until one day she'd tire of it, all bored
whit it and done with it
She'd leave it by a burning brook, and off
brown boys would run with it.
They'd take it and have fun with it and
stretch it long and cruel and thin,
They'd slice it into four and then they'd
string with it a violin.
And every day and every night tey'd play upon my heart a song
So plaintive and so wild and strange that
all who heard it danced along
And sang and whirled and sank and trod and
skipped and slipped and reeled and rolled
Until, with eyes as bright as coals, they'd
crumble into wheels of gold..."

Fragmento del poema "la danza de las hadas" de Neil Gaiman


lunes, 5 de noviembre de 2012

Una mañana interesante


XLI
Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!...
¡No pudo ser!
Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme!...
¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
¡No pudo ser!
XLII
Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.
¿Qué tiempo estuve así? No sé; al dejarme
la embriaguez horrible del dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía al sol.
Ni sé tampoco en tan horribles horas
en qué pensaba o qué pasó por mí;
sólo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.
LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
G.A. Bécquer

domingo, 4 de noviembre de 2012

Desesperación

Y el hombre grita y golpea las pareces de la oscura celda que él mismo construyó.
Al principio fueron banalidades, pequeños detalles sin importancia, pero cuando la belleza, la alegría y la luz comenzaron resultarle dolorosas decidió hacer algo. Se enclaustró en una burbuja de autocompasión y pasó tres días con sus tres noches alternando el estudio de mohosos manuscritos con el escrutinio de su corazón y llegó a una dolorosa resolución. Debía encerrarse, encerrarse y esperar, quizá durante años, quizá durante una eternidad hasta que de alguna forma consiguiese recordar la manera en la que ordenar sus sentimientos.
Fuera de su celda, que se encuentra a los ojos de todo el mundo, nadie puede oírle gritar, ni puedo oír las oscuras palabras que, en los peores momentos, salen de su boca. Ese es el mejor escondite y el mejor lugar también para que si consigue limpiar su corazón, cualquier tipo de esperanza pueda encontrarle a él. Pues su oruga de colores murió y nunca volverá. Fue pisada por la enorme bota de la realidad y ningún tipo de magia pudo devolverle la vida.
Y ahí sigue, entre todos vosotros, con la garganta ardiendo de dolor, gritando sinsentidos y destrozando sus maltrechos nudillos.

viernes, 2 de noviembre de 2012

La oruga de la esperanza

A veces, cuando todo parece perdido y te hundes en ti mismo, cuando cometes un error que te aboca a la destrucción, si tienes buen corazón puede que la oruga te visite. Aun en la más densa oscuridad su cuerpo refleja el sol con los mil colores de la esperanza. Aparecerá para mostrarte el camino, ayudarte a seguir adelante y decirte que no es tarde, que con su ayuda y tu fuerza de voluntad todo es posible. A pesar de todo, a veces, la oruguita se confunde y tropieza con una de sus cinco patitas falsas... Pues la esperanza es así, vital, impresionante, pero no siempre certera....

jueves, 1 de noviembre de 2012

Tarde


Ella era joven, vital y alegre. Era preciosa. Él, no pudo evitar amarla con todo su ser, y aprovechando sus recién descubiertos dones la cautivó usando bonitas palabras y miradas cargadas de significado. Todo era luz y color cuando ellos pasaban por delante. La risa siempre estaba dispuesta a bailar en sus labios y el hechizo parecía no tener fin. A él le gustaba mirarla en silencio cuando ella se distraía, pero ese silencio fue haciéndose mayor, y oscuro. Ella, al principio intrigada, después cada vez más preocupada, le preguntaba qué ocurría, cuál era el problema. Él sonreía, afirmaba que no era nada y callaba, siempre callaba. El silencio le fue engullendo y de ese silencio surgió un miedo aterrador, el miedo a perderla, el miedo a que si rompía ese silencio sin analizar muy bien sus palabras perdería lo único que para él tenía sentido, lo que le era más preciado, aquello que daba sentido a su vida. Se fue hundiendo más y más en su error, el silencio se volvió aterrador y por las noches las lágrimas inundaban los ojos de ambos. Él, aterrorizado, ella preocupada. Cuanto más le decía ella que se dejase llevar, que abriese su corazón, más se encerraba él en su laberinto de raciocinio y sinsentidos, más vueltas daba a las palabras que antaño con tanta destreza creyó dominar. Ninguno sabía de donde procedía esta maldición, pero una noche ella no pudo más. Abrió la ventana, miró a las estrellas y les prometió que volaría con ellas, que buscaría la felicidad aunque para ello tuviese que sufrir primero. Al mismo tiempo él estaba teniendo un sueño revelador, llegaba al mismo centro de su laberinto de oscuros y espinosos silencios, de todas las palabras importantes que nunca llegó a decir desangrándose entre espinas, y allí encontraba su corazón, con una bonita puerta en él. La puerta era de un mármol claro y a través de sus rendijas se veían intrincados mecanismos de relojería. Tras pensar un rato exclamó:
-¡No hay ninguna combinación! Ese es el secreto.
Y sin ningún esfuerzo, tiró del pomo y abrió su corazón. Una cálida luz dorada emanó de su interior, con cada latido se adentraba más en el laberinto, y del espinoso silencio brotó un bosque que elevó las palabras hacia el cielo.
Abrió los ojos, lleno de gozo por el descubrimiento, pero le duró poco, el hueco que encontró en la cama junto a él le hizo sentir una sensación de pánico enorme y comprendió que había llegado tarde. Lo había perdido todo en la búsqueda de un secreto que no existía.
Se asomó a la ventana y les contó a las estrellas todo aquello que no había dicho, con la esperanza de que la encontrasen y aun no pudiendo reparar su error, le diesen las gracias por haber luchado tanto tiempo y haberle ayudado a conseguirlo. Entre sollozos, terminó con un Te quiero.
Algo en el alfeizar llamó su atención. Una pequeña oruga, con más de mil colores y cinco patas falsas le miraba con ojos tristes. La cogió y le susurró algo que nadie pudo oír.
Al alba ya se hallaban muy lejos de allí, de bosque en bosque, incansables. Quizá hayas oído alguna historia del Narrador de los Bosques, su oruga de colores y su eterna búsqueda....



A veces la precaución y el raciocinio son una maldición, cuando nublan los impulsos del corazón. Si mi historia ha llegado a tiempo, por favor, caminante, no cometas el mismo error, camina con tu corazón abierto y nunca te arrepentirás. Yo he de seguir mi camino, contando esta historia, intentando así extender la luz y que nadie cometa el fatal error. Pues se lo juré al anciano errante y a su pequeña oruga, una vez que me salvaron la vida.

lunes, 6 de junio de 2011

binomios fantásticos I

Primera incursión en la técnica del binomio fantástico. Esta vez: reloj-dragón.


El titilar de las múltiples velas arrancaba una miriada de reflejos de las diminutas escamas plateadas, cada una de ellas trabajada con mimo y esmero por el relojero. Cientos de relojes dialogaban en su propio idioma, en las paredes y estanterías. Las gruesas gafas, tras las cuales sus ojos parecen abiertos en un eterno gesto de sorpresa, resbalan por su bulbosa nariz mientras con el pulso firme que su profesión requiere da los últimos retoques. Un clic por aquí, una correa suelta por allá. Dos vueltas más de tuerca y... el anciano se separa del objeto, lo mira de lejos. Rodea la mesa y agarra una de las alas. Juguetea con ella, plegando y desplegando la estructura, el cuero ajusta perfectamente al armazón. Gira sobre si mismo y con andares pausados, como si sopesase cada paso antes de darlo, sabedor de a donde le conducen, se dirige a un cajón del cual saca una cajita. La abre con la llave que lleva colgada al cuello y saca las dos pequeñas piedras. Un rubí y una esmeralda. Volviendo a la mesa, engarza cada una de ellas en una de las cuencas vacías.

-Que el fuego guíe tu carácter; sé vivaz, alegre, juguetón, e implacable. Que la vida sea tu meta; aprende de ella, protégela cuando sea necesario y sobre todo, disfrútala cuanto puedas.

Tras decir esto desengancha la pinza de su reloj del bolsillo del chaleco. Le echa el aliento y le saca brillo con la manga. Se detiene a mirar el dibujo que hizo grabar sobre la tapa aquella que se lo regaló: Yggdrasil, el árbol de los mundos, que conectaba todos los planos de existencia. Y debajo dos palabras: fantasía y realidad. Suelta la cadena y con cuidado desprende la tapa trasera, dejando al descubierto el mecanismo en marcha. Un sinnúmero de ruedas dentadas que bailan al son del tiempo, hacia un futuro que sólo ellas conocen y del que nada dicen. Lo deposita con reverencia sobre la mesa y coge un alfiler. Deja caer una gota de sangre de su índice sobre el mecanismo y engancha el reloj en el hueco que le corresponde, el pecho de su creación.

-Esta noche, nuestro sueño se hará realidad. Tú serás nuestro Yggdrasil, el puente entre los dos mundos en los que siempre nos hemos movido. Con tu cuerpo metálico y tus engranajes eres un ser material, a merced de las leyes físicas de este mundo. Eres real. Tu forma de dragón, mi sangre transmitiéndote mi fe y el espíritu del fuego y la vida en tu interior te confieren el estatus de mito, a merced de la imaginación de aquellos que osan volar con su mente. Eres Fantasía. Vive pues y haz todo aquello que nosotros no pudimos. Yo ahora parto a buscarla, necesito reunirme con ella. Encuentra tu propio camino.

Encorvado, sintiendo de repente el peso de todos los año que ha pasado en este último proyecto, apaga las velas, cada soplido le cuesta más que el anterior. Tras apagar la penúltima y casi sin respiración abandona la habitación. Una leve sonrisa se deja entrever en sus facciones. Baja las escaleras y sube al coche de caballos que le está esperando. De repente, todos a uno, los relojes enmudecen y un golpe de viento abre la ventana del taller apagando así la única vela encendida. Sólo se oye el viento y si se presta atención el leve tic tac del pecho del dragón, cuyos ojos se iluminan con una tenue luz. Vacilante da sus primeros pasos a lo desconocido.

domingo, 20 de febrero de 2011

Los Nïnda

Cuando cierras los ojos y la luna te arropa con sus rayos es cuando juguetones entran a través del cristal de tu ventana. Mira cómo éste avanza subido a una gran pelota de alegres colores mientras aquel otro camina apoyando únicamente sus patas delanteras. Analizan tu habitación con movimientos espasmódicos de sus camaleónicos ojos y mientras suspiras perdido en algún sueño privado otro que no habíamos visto aún se acerca a tu cabeza volando erráticamente, sostenido por sus alas de libélula… Poco a poco el bamboleante tropel se dirige hacia ti, lenguas prénsiles colgando por la comisura de la boca, mandíbulas desencajadas, alegres saltos, contorsiones y piruetas. Son los Nïnda, los tratantes de sueños. Bailan en torno a tu cabeza, juguetean por tu almohada y poco a poco, tomando un poco de aquí y otro de allá cogen aquello que han venido a buscar, retazos de tus sueños. Después y con una sonrisa bobalicona se dirigirán a otro durmiente, donde mezclarán tus sueños con los suyos. Y así, toda la noche se divertirán mezclando las vidas de aquellos que duermen ajenos a sus fechorías. Mas no todo son trastadas, pues si duermes aferrado a algún objeto importante, si crees con fuerza, los Nïndas se verán influenciados por él; de este modo los niños que duermen junto a sus ositos de peluche nunca reciben pesadillas de manos de los Nïnda, a la vez que los enamorados que no se separen de algún objeto regalado por su pareja se encontrarán a veces, pues los Nïnda no son seres muy despiertos, con su ser amado en el mundo de Oniro.

viernes, 28 de enero de 2011

"Asesinos de libros" de A. Pérez Reverte

Ver matar a un hombre, escucharlos gritos de una mujer violada o ver cómo arde una biblioteca son tres experiencias dudosamente recomendables. De todas ellas ostento el dudoso honor de haber sido testigo. Mencionadas aquí, en frío, tan bárbaras actividades parecen propias, en exclusiva de escenarios brutales y distantes. Ya saben, tipos barbudos y sanguinarios. Y, sin embargo, todas pertenecen a la historia de la Humanidad hasta el punto de que a menudo se dan juntas en el mismo tiempo y lugar, a modo de manifestaciones de un horror idéntico y común: el que late en la condición humana.

Dejaré el tiro de la nuca y las mujeres que gritan para otra ocasión. A fin de cuentas, los libros que arden son síntoma de lo mismo, y arrancan del impulso infame que pinta la angustia indeleble en los ojos de una mujer o siembra los maizales de hombres con la garganta abierta y las manos atadas a la espalda. Todo es el mismo horro. Todo es la misma guerra.

Hace unos meses vi arder una biblioteca. Ardió durante toda una noche y una mañana, con los papeles y libros como pavesas, volando entre las paredes en llamas en todas direcciones, cayendo sobre la ciudad convertidos en cenizas. La ciudad se llama – todavía – Sarajevo.


Para nuestra vergüenza, los siglos de la Humanidad están oscurecidos – valga el dudoso retruécano – por llamas de bibliotecas que arden: Alejandría, Constantinopla, Córdoba, Cluny, Heidelberg, Zaragoza, Estrasburgo. Uno conocía todo eso por las lecturas, por la historia. Muchas veces había imaginado a los soldados con antorchas, las llamas iluminando los estantes, las piras de libros arriendas. Pero jamás, hasta Sarajevo, pude imaginar qué impotencia, quédesolación puede sentir un ser humano ante el espectáculo de la destrucción de la memoria de su raza. Destrucción siempre absurda, infame. Irracional.

Tengo la imagen grabada, imborrable. Esta vez no fueron soldados con antorchas, sino modernos prodigios de la tecnología. Artefactos diseñados por los ingenieros competentes, de esos que tras delinear planos y bocetos se van a casa donde les espera su Maripuri con la cena, satisfechos por haberse ganado el jornal. Aquella noche, en Sarajevo, los cañones no apuntaban a la carne humana sino a la materia que conforma su alma y su inteligencia. Ya durante la anterior campaña de Croacia – ¿recuerdan una ciudad llamada Vukovar? – pude comprobar que el conflicto de los Balcanes las primeras bombas serbias siempre eran para la iglesia, los archivos, el museo de turno. Y Sarajevo no podía ser la excepción.

Manual de instrucciones de uso: primero, desde las colinas cercanas, cañonéense los tejados de la biblioteca. Mejor si es un edificio magnífico, triangular, con atrio en forma de octógono rodeado de columnas de mármol. Después, mientras el fuego prende en lso cientos de miles de libros, en las colecciones enteras de publicaciones, manuscritos y ediciones únicas, dispárese con morteros y francotiradores contra los equipos de rescate. Después déjese quemar en su propio fuego hasta que todo arda. Como ven, está tirado de puro fácil. Al alcance de cualquier hijo de puta.

Equipos de rescate. Eso suena organizado, eficiente. En realidad eran los vecinos del viejo Sarajevo, los infelices muertos de hambre, flacos y agotados, que salían de sus casas, desafiando el fuego, intentando salbar los restos de su biblioteca… Corrían bajo las balas y las bombas, entrando en el edificio y saliendo con manuscritos y libros en brazos. Los filmamos llorando sobre las páginas hechas cenizas, inútiles y patéticos en su esfuerzo. No había agua con que apagar las llamas. Y todo ardió hasta los cimientos. Como ardió también el Instituto Oriental, con mil años de trabajo caligráfico reunidos desde Samarcanda hasta Córdoba, desde el Cairo hasta Sarajevo. Ediciones únicas de incalculable valor. El esfuerzo, la vida de miles de hombres que dejaron en ellos sus pestañas, su inteligencia, sus sueños. Todo fue borrado en una sola noche, y ya no existe. Ya nadie podrá volver a leerlo nunca. Jamás.

Déjenme contarles un secreto. Cuando un libro arde, cuando un libro es destruido, cuando un libro muere, hay algo de nosotros mismos que se mutila irremediablemente, siendo sustituido por una laguna oscura, por una mancha de sombra que acrecienta la noche que, desde hace siglos, el hombre se esfuerza por mantener a raya. Cuando un libro arde mueren todas las vidas que lo hicieron posible, todas las vidas en él contendido y todas las vidas a las que ese libro hubiera podido dar, en el futuro, calor y conocimientos, inteligencia, goce y esperanza. Destruir un libro es, literalmente, asesinar el alma del hombre. Lo que a veces es incluso más grave, más ruin que asesinar el cuerpo.

Hay homicidios conscientes, voluntarios, ejecutados con plena conciencia. Crímenes que pueden resultar, tal vez, explicables o discutibles en un momento de pasión, de ignorancia, de ira, de patriotismo, de odio, de celos, de utopía. Pero rara vez la muerte de un libro, la destrucción de una biblioteca, puede beneficiarse de atenuante o explicación alguna. Por el contrario, éste suele ser un acto voluntario, consciente y cruel, cargado de simbolismo y maldad. Ningún asesinato de libros es casual. Ningún asesino de libros es inocente.

Extraído de : PÉREZ-REVERTE, Arturo. Patente de corso (1993-1998). Madrid: Suma de letras, 2001. Pág 50-53

domingo, 14 de noviembre de 2010

Hermano del viento

Más allá de las nubes
dormía mi libertad
la encontré cautiva llorando
su amarga soledad.

Soñé que su llanto
acogía mi aliento
tuve un sueño,soñé...
ser parte del cielo.

Viejé con el viento
danzando en la tempestad
le entregué mi alma perdida
buscando su amitad.

Sentí su lamento
descender de lo alto
él me ofrció su hogar
yo, ser su hermano.

No dejaré de soñar
ni perderé su lamento
sólo añoro poder
ser hermano del viento.

Tuve un sueño,soñé...
ser parte del cielo.



-Tierra Santa-
Apocalipsis

domingo, 29 de agosto de 2010

Cuero

Qué luz desprendían sus alegres ojos cuando me la dio. Era frágil y fina, del color de la madera vieja. Una trenza de cuero que ató a mi muñeca. Quizá ella no se diese cuenta, pero es ahora, a altas horas de la noche cuando lo siento con seguridad. Una energía maravillosa, un residuo de su agradable calor... trenzadas entre el cuero han quedado partículas de sus sueños, de sus esperanzas, de sus deseos...
¿Acaso podría existir algo mejor que deseo, sueño y esperanza trenzados? Para muchos una simple pulsera, para mí: amor.

viernes, 9 de abril de 2010

Torla

Triste gris, verde intenso. Inmensos titanes dormidos, son la guardia de honor de la alegre serpiente translúcida que corre y salta entre las rocas, amparando en su ser a las hijas de las nubes, pequeñas, risueñas y brillantes, que se dirigen a su inminente destino. Ante su asalto: liebres, cerbatillos y gnomos se cobijan bajo serios guardianes de corteza negra y gris, áspera, y tiernas manos verdes. Aves e insectos, dirigidos por el silencio y con el cierzo a cargo del viento dulce componen una eterna y maravillosa sinfonía.
Y entre tanto prodigio, una luz inmensa, el centro de mi universo, corre y chapotea en los charcos del pedregoso camino. Cayado en mano, mirada traviesa y sonrisa imperecedera.

miércoles, 13 de enero de 2010

Indicios

Una semana. Una semana desde que dejé aquel tren para sumergirme en esta extraña niebla. Una semana buscando, siguiendo pistas falsas, llegando a callejones sin salida.
"Tienes que ir a ______", me dijeron, "Allí encontrarás lo que buscas".

Ya he visitado el antiguo castillo, con sus oscuras y esbeltas torres y escuchado los misteriosos gemidos que resuenan cada noche en sus mazmorras.
El segundo día deambulé por el antiguo cementerio; entre tumbas hundidas y olvidadas y ángeles de piedra gris, mirada perdida y gesto crispado. Tras ver la procesión de almas en pena seguía como al principio.
Descendí a las alcantarillas y allí pude entrevistar a uno de sus habitantes: Me gustó su extraño acento, hacía énfasis en las erres:
-¿Lleva mucho tiempo aquí abajo?
-Desde que tenemos memorria.
-¿Por qué no sale al exterior?
-Mamá nos dijo que no lo hicierramos, dijo que no comprendían, que nos harrían daño, no debíamos hacerrlo...
-¿Cómo consigue alimentarse sin salir de aquí? ¿Ratas?
Estalla en una risa histérica
-Cuando tenemos hambrre cantamos la canción que mamá nos cantaba cuando llorrabamos. Y mientrras canto siemprre aparrece alguien ante nosotrros, con la rropa hecha jirrones, ofrreciendonos su carrne... ¿Quierre oírr la canción?
-Oh... esto... gracias, creo que eso erra todo...
Casi. Sentí aquella sensación familiar y pensé que ya venía a mí, pero no, falsa alarma.
El jueves tuve una cita con una agente inmoviliaria:
"Como verá, el recibidor, amplio y luminoso, crea en los visitantes la idea de una casa acogedora... Sigamos. Subamos las escaleras... Los dos dormitorios principales, orientados al oeste, ayudan a aprovechar al máximo la poca luz de la tarde. El baño, como podrá comprobar, está compuesto en su totalidad por piezas de porcelana de principio de siglo; el espejo es una pequeña joya. ¡Oh! No toque eso, está afilado. Bajemos al comerdor.
Como puede ver aquí se pueden organizar todo tipo de eventos sociales, desde cenas formales hasta bailes o subastas. Quizá le suene, fue aquí donde ocurrió aquella pequeña tragedia. Sí, sí. La del pirado de la túnica morada y todos aquellos jovencitos mutilados, ¡qué tiempos estos!
Tras esta puerta hay unas escaleras que llevan a una antigua bodega excavada en la roca. La única condición del contrato de alquiler es que no debe abrise esta puerta...
Muchas gracias, ya me dará una contestación.
"
Perdí un día en un antro oscuro que olía a humedad. Donde unos jovencitos de tez pálida sacrificaban a una cabra al ritmo de música electrónica y posteriormente se sumergían en un lujurioso éxtasis. Mientras yo abusaba del jugo de mandrágora y la absenta.
Con una resaca como nunca antes había tenido me acerqué hasta un circo que ví a mi llegada a la ciudad... Lamentablemente llegué demasiado tarde y no pude entrar. Más tarde, en el bar del hotel, vi a un hombre llorar desconsoladamente, junto a una botella de whisky, diciendo que el circo se había llevado a su hija y que jamás la volvería a ver... El camarero le llamaba loco y le decía que dejase de beber, que su hija estaba junto a él. Mientras la joven muchacha sonreía y asentía con mirada ausente.
Y aquí me encuentro, en mi séptimo día..
Esta tarde fui al bosque y pasé horas deambulando entre altos árboles de grises y altos troncos engullidos por oscuras enredaderas. Mi paseo me ha llevado varias veces a cruzar un riachuelillo que discurría entre rocas, musgo y troncos muertos. A cada paso una rama tocaba misteriosamente mi hombro o una raíz aberraba mi pie. Cuando caía al noche y me disponía a volver al hotel me he cruzado con una joven: Llevaba una capa verde y el pelo castaño, casi cobrizo, y ondulado se mecía al viento.Me ha mirado de arriba a abajo y a pasado a mi lado, como un suspiro, dejando un fresco olor a flores silvestres . cuando me he girado no había nadie.

Ya ha pasado una semana y mi inspiración sigue sin aparecer. Mi editor espera otro best-seller terrorífico y yo estoy sin ideas... está todo tan explotado..
Además no puedo sacarme de la cabeza esa mirada intensa, esoso ojos marrones enmarcados en circunferencias concéntricas verdes.. quizá debiera cambiar de género...

Mi editor me va a matar.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Esos momentos

Es cuando veo tus ojos tristes. Cuando veo como el peso de un mundo a veces demasiado cruel puede apagar el fulgor más intenso que jamás conocí, cuando de veras ansío la magia.
Deseo rodear mis muñecas con sendos grilletes y ligado a una vieja lámpara de aceite hacer todos tus deseos realidad. Escalar la montaña más alta del reino más inhospito para consultar al oráculo la forma de recuperar tu sonrisa. Descender a las entrañas de la tierra y recuperar el artefacto que ponga los astros a tus pies, y poder verte bailar y brincar entre ellos. Abrazarte bajo en la noche y al ver una estrella fugaz caer a lo lejos, cogerte de la mano y pedirte que cruces el muro junto a mí para ir a prestarle auxilio... Recorrer los reinos de las hadas, surcar el cielo junto a las magníficas águilas gigantes, adentrarnos en la cueva del dragón y volver siempre a una cálida casita donde recordar lo vivido al calor del hogar.
Pero he de conformarme con el único poder que tengo a mano: mis palabras, nuestra ilusión y tu imaginación. Cuando te sientas sola, o algo no vaya bien imagina. Imagina que estás sentada a la sombra de un gran árbol mecido por el viento. Que el sol brilla sobre la hierba que ondea en todas las direcciones y te llegan aromas silvestres y olor a tormenta. Imagina que mis dedos surcan tu cuello y que al oído, tiernamente, te susurro cuanto te amo.

domingo, 21 de junio de 2009

Niebla

Hace muchos siglos, cuando este bosque aún era joven y los rayos del sol podían campar a sus anchas por su lecho, cuenta la leyenda que aquí moraba un ser de una pureza extraordinaria.
Se dice que la luz del astro rey se reflejaba con renovada intensidad en su nívea desnudez y que en su mágica mirada se ocultaban el conocimiento y la belleza. Vagaba por el bosque, danzando entre alegres carcajadas y cantando sus sueños a los árboles para que creciesen altos y fuertes.
Por aquel entonces aún quedaban en el mundo unos pocos guardianes de historias. Estos eran hombres eruditos que se dedicaban a observar el mundo desde sus castillos de nubes para anotar todo cuanto ocurriese y que tenían prohibido involucrarse en el mundo que observaban.
Cuentan que, desde lo alto de su castillo, uno de estos eruditos, mientras observaba atento con su catalejo el bosque, la vio pasar por un claro y que aún a cientos de metros de distancia sus miradas se cruzaron. En el corazón de él quedaron grabados dos profundos ojos marrones con unas misteriosas circunferencias verdes, en la cara de ella su sonrisa brilló con más luminosidad.
Pero el destino, caprichosa cortesana, quiso que en ese instante soplase con fuerza el viento y arrastrase el castillo lejos de allí. Pasaron las semanas y el guardián siguió con su meticuloso trabajo a pesar de que su corazón cada vez le resultaba más pesado y una extraña fuerza le oprimía el pecho. En el bosque los árboles comenzaron a entretejer sus ramas para no dejar pasar el sol, pues sentían pena por aquella que ahora cantaba tristes baladas y no querían que volviese a sufrir daño alguno.
Un día las corrientes acercaron el castillo de nubes a una tenebrosa montaña y el guardián observó preocupado cómo una anciana montaba en una escoba y se acercaba volando a él.
-Anciana, conocéis el pacto. No se os permite estar aquí.
-Jajaja. Los pactos son solo palabras, y las palabras no pueden atarme triste humano. Vengo a ofrecerte un trato. Revelame vuestro secreto mejor guardado, el don del tiempo, y a cambio te concederé aquello que tu corazón anhele con más deseo.
-Hace muchísimo tiempo que mi corazón dejó de sentir nada. Me debo a mi trabajo y por ello jamás te revelaré el secreto.
-¿Tan seguro estás? Ven, mira en mi bola, ella te mostrará tu corazón, si me dices que no ves nada me marcharé por donde he venido, sino haremos nuestro negocio.
El hombre buscó en el interior del cristal y se descubrió mirando a unos profundos ojos marrones con circunferencias verdes. No pudo disimular una sonrisa, aunque titubeando dijo:
-No veo nada.
-Mientes, pero da igual. Al mirar en el cristal has aceptado el trato, así que yo cumpliré mi parte y tu estas obligado a cumplir la tuya. Diez días de cada mes, estas nubes en las que moras descenderán sobre aquel bosque. Y entre esta niebla podréis disfrutar de vuestro amor. Mas recuerda, tú eres un guardián y para lo que es ella no hay palabras, no puedes abandornar tu castillo y sin ella el bosque moriría.
-¡No quiero que me ame por un embuste, por un encantamiento!
-Chiquillo inocente. La magia puede hacer miles de cosas, incluso engañar a la muerte, pero no puede con la mayor de todas las fuerzas. Esa parte os corresponde a vosotros. Disfruta de tu regalo, yo te prometo disfrutar del mío.
Y entre risas la anciana se esfumó no sin antes llevarse en un pergamino el secreto que andaba buscando. Al día siguiente el guardián despertó entre árboles, apenas veía aquello que alcazaba a tocar con la punta de los dedos entre la niebla. Oyó un triste cantar y se dirigió hacia él. Esquivando árboles y tropezando con raíces llegó a un claro del bosque donde volvió a verla. Estaba tumbada, haciendo dibujos en la superficie del lago con la palma de su mano y al oírlo acercarse se giró rápidamente y lo miró a los ojos. Una sonrisa, casi infantil, iluminó su cara y corriendo se lanzó entre sus brazos. Esa mañana abrazos, besos y caricias inundaron de felicidad el bosque, los árboles desenredaron sus ramas, y los rayos del sol hacían brillar la tenue niebla. Al poco tiempo él notó una extraña necesidad y salió corriendo en busca de pluma, tinta y papel.
Obras maravillosas surgieron de su recién descubierta vocación. Junto a ella escribió poemas que derretían el alma de cualquier mortal, canciones que hermanaban reinos enemistados durante generaciones y cuentos que transportaban a niños y mayores a reinos donde ni la imaginación podía llegar.
Así pasó el tiempo y ambos disfrutaron de la felicidad y la seguridad que su unión les ofrecía. Él escribía todo aquello que su alma le pedía y ella trazaba dibujos en el aire, el agua y las rocas. Un día ella le cogió de la mano y le pidió por favor que le mostrase el mundo del que tanto le había oído hablar. Él sabía que no podían abandonar ese lugar, pero no podía defraudarla, no podía imaginar que la esperanza escapase de aquellas verdes circunferencias. Así que, con las palabras de la anciana bruja resonando en su cabeza, la cogió de la mano y juntos salieron de la niebla y del bosque.
Nadie sabe con certeza qué ocurrió después, pero la prueba de que todo esto es cierto la tienes ante tí. Diez días de cada mes este bosque es inundado por la niebla, pues aunque ellos ya no estén el hechizo que fue lanzado sobre el castillo aún perdura. Sólo una vez oí contar esta historia con un final más concreto y este decía que nada más cruzar el umbral del bosque los dos se convirtieron en mortales y que disfrutaron de una vida feliz el uno junto al otro, recorriendo el mundo, sus valles, sus costas, recopilando y contando historias y canciones. Son muchos los testimonios sobre una extraña pareja que recorrió esta zona, se dice que él contaba historias que hacían soñar mundos mejores y que ella era capaz de dibujar los sueños. Pero lo que más sorprendía a todos era que quienes aún no sabían lo que era descubrían el significado de la palabra amor solo con verlos juntos.

lunes, 1 de junio de 2009

Aljafería

La luz de los focos te ilumina. Altivo gigante de piedra que ha sobrevivido a tantas batallas, dormitas arropado por el canto del viento que sopla entre los árboles de alrededor. Silencio. Nadie pasea por el precioso parque. Nadie recorre ya tus almenas. Nadie habita ya en tu interior. 
Vieja mole, protagonista de grandes historias antaño. Hoy formas parte del paisaje, para muchos un monumento entre tantos otros... Ya no eres protagonista. Hoy serás testigo.
Testigo de la mayor historia. De una historia que ha sido contada desde que el hombre es hombre y que cada vez que sucede es nueva y maravillosa. Hoy dos amantes acuden ante tí a buscar refugio y a tus puertas sólo existen el uno para el otro. Sólo ellos dos perdidos en el tiempo, en una mirada. Fundidos en un abrazo.
 Dos niños que quieren vivir su cuento.

Homenaje

Quiero dedicar estas líneas a todos aquellos que saben lo que es un final. 
Son tantos y tantos los finales que hay en nuestras vidas: el final de un viaje, de un curso, de un buen libro, de una bonita historia... Y siempre suelen asociarse a momentos de tristeza. Quizá el final de curso no, pero siempre tiene que haber una excepción. El caso es que quiero aprovechar para poner al final en el lugar que se merece. 
El final, en realidad, es una puerta a lo desconocido, una bifurcación en el camino donde decidas lo que decidas jamás sabrás donde vas a acabar.
Bien es verdad que al igual que el final de un buen libro es agridulce, ya que muchas veces desearías poder seguir leyendo, lo importante es la impresión que este te deje. Tras un final sólo queda analizar la historia y quedarse con todos esos pasajes que te han hecho crecer, mejorar o simplemente sonreír. Y más importante aún es que tras aficionarte a la buena lectura siempre tienes la esperanza de encontrar libros que a su manera sean igual de valiosos o más que aquellos ya leídos. Y sólo una vez leídos hasta el final estaremos en condiciones de analizarlos y volver a extraer todo lo valioso que poseían.
Por eso propongo un brindis por el final, ese momento de contrastes en el que tras la tristeza por lo ya vivido se siente la pasión por lo que se vivirá.





Por eso te deseo que sepas vivir este momento, que sólo la sonrisa acuda a ti al mirar atrás y que la esperanza te guíe en tu viaje a lo desconocido. Y que si lo ves necesario me cojas de la mano y te acompañaré todo el trayecto que haga falta.

viernes, 29 de mayo de 2009

búsqueda

Ha sido un duro viaje.
He dejado atrás amigos y seres queridos. He vendido todo cuanto poseo. Cruzado por finos puentes de cuerda sobre infinitos abismos y rodeado volcanes en erupción. He atravesado yermas llanuras tras cruentas batallas. He tenido que huir de horribles seres en la oscuridad de asfixiantes selvas.
He descubierto la belleza en las ciudades de los elfos y la grandeza en las minas de los enanos. Compartí mi fuego con criaturas de los bosques e intercambié historias con media docena de juglares.
He blandido mi espada con valor, invocado a la magia en momentos de necesidad y la suela de mis botas apenas parece pergamino ya.
Pero ya estoy aquí. Tras meses de travesía me encuentro en la legendaria ciudad perdida. Entre el verde del bosque el reflejo del sol desvela dónde se encuetran los cristalinos edificios. Agujas de cristal que se alzan entre las majestuosas copas de los árboles.
El interior del templo está completamente iluminado por los rayos solares que crean hermosos dibujos al atravesar las paredes. Gran parte de los haces de luz se concentran en el centro, en una gran pila de piedra negra.
Por fin he llegado. 
Cuenta la leyenda que quien se asome y miré su reflejo en el agua encontrará el sentido de su vida. Muchos son los que han llegado hasta aquí y se han marchado sin atreverse a mirar. Abundantes son también aquellos que tras mirar han sucumbido a la locura...
Me acerco sereno y me asomo sobre la superficie del líquido elemento. Pronuncio las antiguas palabras y toco con la yema de mi dedo la superficie. Una extraña sensación sube por mi brazo y oprime mi corazón con fuerza. Se acelera. Me cuesta respirar. Cesa. Cuando las ondas dejan de perturbar la cristalina superficie mi reflejo ya no está. Miento. Si está, pero ha cambiado.
Ahora mi reflejo se encuentra en el interior de dos ojos marrones. Dos ojos tan profundos como el mar y tan brillantes como el polvo de hada. ¿Acaso veo unos ligeros matices de verde?
Y asombrado descubro que estoy sonriendo

jueves, 21 de mayo de 2009

Noche de tormenta.

Truenos. Las olas golpean las rocas con violencia y la espuma salta en un vano intento por alcanzar las nubes.
El paisaje apenas se perfila en sombras, negro sobre negro que con cada estallido se torna blanco. 
La lluvia cae con fuerza dando una vívida melodía al lento ritmo de la tormenta y el mar. El huracanado viento se encarga de los coros.
Detrás del acantilado, la majestuosa montaña preside el espectáculo y en sus faldas todo el bosque baila al mágico son.
Y mirando al horizonte, justo al borde del precipicio, dos sombras mecidas por el viento se abrazan y se pierden en esa melodía que el universo les está regalando.
Y sus sonrisas iluminan la noche.

lunes, 18 de mayo de 2009

La luna se oculta

    Es muy tarde. Hora de acostarse... Cojo la chaqueta y salgo a la calle. La ciudad hace horas que duerme y sólo el bullicio de algún borracho lejano rompe la tranquilidad de la noche. Camino rápido en el frescor de la noche. No por miedo o por prisa, me siento a gusto y la noche es larga. Simplemente mis pies se han puesto al ritmo de mi corazón. Otra vez aquí ésta sonrisa. No quiere irse.

    Alzo la vista y tampoco la veo hoy. ¿Acaso está celosa? Quizá sí, debe ser difícil tras siglos de poemas, canciones y metáforas pasar a un segundo plano... Ya se le pasará.

    En cuanto gire aquella esquina habré llegado. Mis piernas tiemblan y mi corazón se acelera. Allí está, asomada a la ventana, más radiante que Julieta. No hace falta que se escuse por no poder bajar, o porque yo no pueda subir. No hay nada que disculpar. Sólo ha sido el capricho de un loco a unas horas inadmisibles. Volverla a ver ha sido suficiente para mí. Y sentir su ilusión me ha desbordado.

    -Buenas noches mi amor. Dulces sueños.

    El camino de vuelta resulta instantáneo y ya estoy en la cama, imaginando que está entre mis brazos...

viernes, 15 de mayo de 2009

Noche movidita...

Y estalla la tormenta. Tumbado en la cubierta del barco contemplo el cielo. Un espectáculo impresionante. Nubes negras que se tornan blancas, se arremolinan y chocan entre ellas interpretando el ritmo más antiguo, el latir del corazón de Gea. Rayos sinuosos culebrean en derredor mientras la lluvia me bendice con su frescor. El bamboleo del barco es tan relajante...
El resto de la tripulación grita. ¿Muerte? No, gracias. Hoy no toca. La bella dama de pálido rostro y oscura túnica se sienta junto a mí y quitándose la capucha descubre su larga melena color azabache.
-¿Acaso no me temes?
-¿He de hacerlo?
-Quizá. Soy el final de todo lo que conoces. De alegrías y penas.
-Entonces no he de temerte, ¿puede haber un final mejor que : "y murió feliz"?
-Una extraña respuesta, nunca llegaré a comprenderos del todo, pero me intrigas especialmente, mortal...
-Oh, entonces ven, rápido, ponte frente a mí.  Busca en mis ojos y ya no habrá secretos...

Tras una eternidad que apenas duró un segundo, ambos apartamos la vista. La noche estaba tarnquila. Las lágrimas surcaban su rostro.
-¿Qué ocurre?
-Jamás imaginé que pudieséis llegar a sentir tanto... He de irme, te espera una vida larga y plena.
-Buenas noches entonces, gentil dama. Nos volveremos a ver, supongo...

La cama estaba empapada y lo recordaba todo claramente. Con la escusa, había podido mirar a la muerte a la cara... Y lo que vi en sus ojos lo aclaró todo...

Y en mi reflejo, creo haber visto lo que ella vio...

Simplemente ha sido una confirmación, pero cada vez estoy más seguro del sentido variable de la vida...

Y hoy se resume en una palabra...

Descubrimiento

(Ante todo, disculpas por el mono-tema del bosque... pero es que estoy un pelín "silvano"....)

Vago por un bosque donde el verdor del verano ya casi ha sucumbido ante los marrones del otoño.
Apenas una hoja aquí, otra allá, brillan con verde fulgor bajo el sol. Chispas de vida escondidas entre la serenidad otoñal. Pequeñas perlas reservadas para el buen buscador.
Camino, deambulo, paseo. Un pie tras otro voy descubriendo los magníficos juegos de luces entre el follaje, los sonidos de los seres del bosque. Y por doquier, siento tu presencia.
Una vez más me pierdo en tus ojos...

martes, 12 de mayo de 2009

Todo amante tiene un poeta en la cabeza y un loco en el corazón.

Las verdes hojas filtran la  luz del sol y con el leve estremecimiento del viento trazan complicados dibujos sobre mi piel...
Silencio. Paz. Reboso alegría.
En mi mente, el poeta trabaja frenéticamente. Una sonrisa hermosa, más si cabe por ser sincera... Un rubor imposible de disimular... Unos ojos profundos, de los que jamás podré salir... Con eso tiene tarea para rato.
En mi corazón el loco grita, canta, baila... Quiere tomar el control, no lo sabe, pero ya lo tiene.
Y todo mi ser navega en la promesa de un quizá, perdido en el divagar del juglar y el deseo del desequilibrado... Mezclando imágenes veraces e imaginación, intentando  moldear la realidad a su antojo.
Mientras loco y poeta se entretienen se estremece un elemento más en mi interior...
¿Será mi alma?¿Inquieta ante la posibilidad de encontrarse con un alma maravillosa?
Sí, mi alma respira un frescor nuevo ante la promesa de otro alma. De un alma profunda y misteriosa como los fértiles valles de montañas olvidadas o las negras simas del vasto mar. Un alma alegre como la música, como la danza, como la frenética vida de los seres del bosque. Un alma rebelde y traviesa, con quien pasar hora tras hora compartiendo ideas. Y ante todo la promesa de la magia, esa energía maravillosa que sólo algunas poseen...
Y abro los ojos y río. Río porque me compadezco de mí, río porque soy feliz. Porque vivo de sueños y esperanza de que se cumplan y porque ahora sé que tengo el valor para intentarlo.

domingo, 3 de mayo de 2009

viaje a Málaga

   Y hoy me toca ser niño, y el mundo mi jugute. A 297 km/h el paisaje cambia veloz, distintos tonos de verde se suceden... sonrío. Sé que todo cuando veo es mío, me pertenece con sólo quererlo...
   Quiero jugar, estrenar mi regalo una vez quitado el lazo de raso y rasgado el papel de colores que me impedía ver su interior. Levanto un momento la vista esperanzado, pero estoy sólo, no hay más niños con los que jugar.
Y menguo, menguo, menguo... Soy engullido por mi juguete: verde, roca, azul y cristal giran y me golpean. Todo cesa.
Bramidos, retumbar de tambores lejanos, latidos de un inmenso corazón. El mar golpea las rocas, con energía, con pasión. Oh, traicionera mar, cuántas veces  intenté renegar de tu amor y hoy, al primer contacto, río infantilmente y me sé enamorado de ti. Inmensa mar, eterna mar, promesa de grandeza, musa entregada, ¿con quién podré compartirte?

Promesas y sueños que nunca podrán cumplirse, paseo entre rocas y cavernas arrullado por tu ritmo, acariciado por la brisa y necesito una mano junto a la mía. Mi alma necesita otro alma, alguien que lea mis palabras y con una lágrima en la mejilla (o quizá una gota de lluvia) me robe un beso.

La tormenta se acerca, mi alma se sacude con cada trueno, ansía crecer, desplegarse desde la costa hacia las montañas y cabalgando las oscuras nubes buscarte estés donde estés, seas quien seas, pues por tu lágrima  te reconoceré y con tu beso tomarás mi alma. En ese momento un nuevo cuento comenzará y el pacto, mi musa, estará cerrado. Ese beso, si su simple promesa ya inspira mis palabras, elevará mi alma a rinconoes que desconozco, pero que, sospecho, existen; y te cogeré de la mano para que tú tambien puedas verlas.
Escribiré. Te escribiré. Nos escribiré. Nos escribiré un lugar propio, un rincón entre Fantasía y Realidad donde podamos refugiarnos cuando algo falle o necesitemos intimidad. No importa si eres una dama del bosque, una princesa del pueblo de las hadas o la más humilde de entre los humanos; serás reina y yo seré juglar. Serás una diosa y yo un poeta; seremos leyenda, cuento, canción, poema...
Anhelo conocer, ver el mundo como es para así imaginarlo como quiero, ansío alimentar mi alma con la belleza que Gea o el mismo hombre hayan creado. Encontrar otras almas, cambiar historias por historias, por imágenes, por recuerdos, por una lágrima y un beso arrebatado.

La tormenta cesa y no te he hallado. Vuelvo a ser un hombre diminuto que juegas a ser grande, un loco soñador en busca de su historia. Un hombre con un lápiz y un cuaderno, ese es mi único poder, mi única posesión de valor ahora. El horizonte azul está tranquilo. Esa sonrisa extraña vuelve a mí y me descubro con ganas de cantar. El camino de regreso aún es largo y hace frío,  lo dejo aquí por hoy, pero mi viaje comienza y ante el mar y las rocas prometo que te encontraré y que tu lágrima se llevará mi beso.

viernes, 1 de mayo de 2009

Evolución de un alma...

Ante todo escusarme porque fue una tarde bastante complicada...
Sé que la primera parte es más artística, pero con lo que de verdad me quedé agusto fue con lo del final, que ya no estaba inspirado pero necesitaba desahogarme...

No me critiquéis excesivamente por esto, que sólo fue un día raro (aunque en el fondo a mí me gusta)

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Oh hada.

Oh niña.

Oh gata negra.

Oh musa.

Oh hada que danzabas entre los árboles que eran mis sueños.

Oh niña que reía inocente y buscaba mi protección.

Oh gata negra, que me seducías en la noche, me deleitabas con tu rebeldía y arañabas mi alma con pasión.

Oh mi musa. Tú que inspiraste mi espíritu. Tu aroma, el calor de tu carne, el frescor de tu sonrisa, tu alegría... servían de alimento a mi imaginación y alentaban mil y una historias fugaces.


Hada porque eras fantasía.

Niña porque eras inocencia.

Gata porque eras indomable y salvaje.

Musa porque eras inspiración.


Yo:

Cuentacuentos.

Niño.

Perro fiel.

Duende.


Un mero bufón. Un iluso cuentacuentos que necesitaba recordar que todo cuento tiene un final. Un niño que se siente desarropado. Un perro extraviado. Un duende sin ganas de reír.


Bufón y cuentacuentos porque mi alma anhela crear, divertir y hacer pensar.

Niño porque necesito cariño y hogar y deseo reír.

Perro porque busco a quien ser fiel.

Duende porque amo la naturaleza, lo oculto y la diversión.


Y en ocasiones:

Soy escritor.

Soy lobo.

Soy ángel.


Escritor de penas y alegrías. Moldeo las palabras a mi antojo y hago sentir maravillas a mis lectores.

Lobo fiel a su manada. Poderoso, ágil y atento a los míos. Criatura noble, temido por el hombre.

Ángel porque despliego mis alas y vuelo. Me elevo y veo todo el mundo a mis pies, y sólo deseo el bien.


Escritor porque moldeo los sentimientos.

Lobo porque me siento poderoso.

Ángel porque puedo volar.


Dualidad, complejidad, dudas, verdad...

Nudos en mi alma, claridad...

Dicha, alegría, pena tristeza...

¿Es ésta el alma de Dios?

¿Son las condiciones para crear?

¿Para dar forma y nombre?


Espero que sí, porque así es mi alma, así ha sentido y así siente. Un alma que cree conocer el dolor y que conoce la alegría. Un alma que busca expandirse, regalar un pedacito de sí misma a cada persona. Un alma que ama el mundo, la vida, la fantasía, la realidad. Un alma que ya no teme a la muerte. Un alma que se siente grande. Un alma que se sabe insignificante. Un alma que ha conocido el miedo a la soledad y lo ha atravesado.

Y hoy, frente al papel, descubro que conozco el secreto de la felicidad y que soy capaz de crear. Hoy sé que soy amor, que soy tristeza. Soy el amor no correspondido, soy la amistad, soy todos vosotros. Soy mentiras. Soy la verdad. Sólo soy uno más que sueña con volar.


Sueños.

Sentimientos.

Un punto.

Todo.

Nada.

Eternidad.


Palabras sin definición, conceptos que la mente sólo llega a tocar con la punta de sus metafísicos dedos... Ideas salvajes que amenazan nuestra tranquilidad. Deseo domarlas, plasmarlas, atarlas con mi arte y acercarlas más a nuestro entendimiento.


Ciencia.

Matemáticas.

Mecánica.

Electricidad.

Medicina.


¿De qué sirve el avance, vivir más y más cómodo si ya no hay sueños?¿Si ya no hay esperanza? En qué sociedad vivimos donde la vagancia, la incultura, el asesinato, se premian con honores y fama mientras se expulsa de su pódium, del lugar que les corresponde, a aquellos dadores de esperanza, de conocimiento. ¿Quién ha expulsado a los verdaderos artistas de su trono?


Luchad.

Gritad.

Corred.

Pintad.

Escribid.

Cantad.

Tocad.

Sentid.


Levantaos creadores y mostrad al mundo una vez más que la belleza es el alimento del alma. Que los sentimientos deben ser compartidos y los sueños realizados. Acercad la ilusión al pueblo, abridle los ojos a quienes la luz hace daño por tenerlos tanto tiempo cerrados. Resucitad la ilusión y la esperanza en los corazones apagados y devolvamos al hombre el lugar que le corresponde entre los dioses.

lluvia

UNA HISTORIA PASADA

Salgo al balcón, y apoyo mi espalda contra el duro armario. La lluvia sigue con su melodía. Cada gota, cada nota, un hermoso recuerdo que atesoraré por siempre.Con mi mano izquierda aprieto fuertemente el dado, la derecha sobre el corazón y pido a los espíritus, una vez más, que te hagan llegar mi mensaje; que las gotas en tus mejillas hagan aflorar a tus labios esa tierna sonrisa de cuando estás en mis brazos. Que esos besos de agua te hagan recordarme siempre por todo lo hermoso que hemos compartido. Sigue lloviendo y a mi mente acuden recuerdos de una verde ladera, en una tarde de lluvia primaveral. Una imagen de dos jóvenes amantes, que aún se están conociendo, riendo empapados.

Ya no llueve, sólo me queda el consuelo del ritmico gotear de los tejados, tan deprimente, intentando ser lluvia. No le culpo, ¿quién no quisiera ser lluvia? Tener el mundo a tus pies y en un último instante fundirte con él cómo por accidente. Ojalá fuese gota de lluvia para poder resvalar inocentemente por tu mejilla y contemplar si en verdad sonríes cómo yo lo hago ahora.

En estas horas, mientras la vida caía del cielo, he estado pensando en lo pequeña que es mi vida y lo prepotente que resulta querer ser el protagonista de una historia grande, de algo que no todo el mundo puede alcanzar. Quizá a llegado el momento de que caiga de mi nube y me funda con la tierra, con mis pies bien atados por la gravedad. O quizá todo lo contrario, quizá es el momento de que te eleves como el agua evaporada para que ambos compartamos el mismo sueño, para que, una vez más, nuestro cuento pueda ser envidiado por los siglos de los siglos... no lo sé, no sé qué pasará, pero he decidido que pase lo que pase, y hasta que pase, voy a mostrarte mi mejor cara y voy a darte todo mi cariño como hasta ahora, si es bien recibido.

Voy a quedarme aquí, escuchando el goteo de los tejados, y pidiendo que una vez más puedan volver a ser lluvia.

Blanco

Hacía calor afuera y ya se imaginaba otra tarde sin nada más que hacer. El viejo tendero se dirigió a la trastienda y dio los últimos retoques a su obra. Oyó el tintineo de las campanillas de la puerta y salió a atender. No vio a nadie. Bajó la vista. Tras el mostrador había una chiquilla de profundos ojos negros que le sonreía.

- ¿Qué haces?- preguntó la niña inocentemente.

- Construyo una bola de nieve -, respondió cortés.

- ¿Nieve? ¿Qué es eso?

- Agítala y lo verás...

La niña tomó la bola de cristal entre sus manos y con miedo la agitó. Decenas de puntitos blancos y brillantes se elevaron sobre el pueblo en miniatura y comenzaron a descender trazando un silencioso vals.

- ¡Me gusta la nieve! ¿Tienes más?

- Ahora no, pero si vienes pasado mañana tendré una nueva totalmente distinta.

- ¡Bien! ¡Adiós! - Y, entre risas, la niña salió corriendo de la tienda.


Pasó un día entero y, al siguiente, el anciano ya había terminado de construir una nueva bola de nieve, distinta a la anterior. Por la tarde, la niña entró en la tienda y quedó impresionada por el trabajo del hombre, quien le prometió que, por cada día que pasase sin que ella acudiera a la tienda, construiría una nueva. Así pasaron los días y, al menos dos veces por semana, la chiquilla pasaba por la tienda y alegraba al viejo con sus risas y anécdotas.

Pronto corrió la voz de que el viejo de la tienda de antigüedades era un verdadero artista y comenzaron a llegar compradores de todo el mundo, incluso la televisión fue a verle, pero a todos les dijo lo mismo:

- Estas bolas tienen una única dueña y por tanto no puedo hacer negocio con ellas...


Una tarde como otra cualquiera la niña entró en la tienda y muy contenta, antes incluso de que él pudiese enseñarle su nueva obra, le dijo:

- ¡Mis papás dicen que vamos a ver nieve de verdad!

- Me alegro mucho - contestó sincero el anciano.

- ¿Construirás más bolas hasta que vuelva?

- Claro, cariño, seguiré construyéndolas como hasta ahora, no te preocupes.


Y el hombre siguió trabajando alegremente en su trastienda ideando bolas cada vez más exquisitas. Y así pasaron los meses. Y la expectación por la obra del viejo se hizo tan grande que accedió a crear un pequeño museo donde poder compartirla con el resto del mundo. Y después los años. Y el hombre cada vez era más famoso y más rico, sin embargo nada cambiaba su expresión de aparente calma y afabilidad, mirando al infinito, como si esperase algo, algo que sabía que llegaría en cualquier momento.

Hasta que un día el hombre murió. Al día siguiente, en su entierro, todos miraron extrañados a una apuesta joven de ojos oscuros que lloraba apartada en un rincón y sólo le oyeron comentar:

- Apenas un día tarde. Lo siento.


Esa misma tarde la chica fue a hablar con el abogado diciendo ser la heredera de toda la obra del hombre y firmó un contrato por el cual todos los niños del lugar recibirían una vez al año una beca para poder ir con sus familias de excursión a ver la auténtica nieve.

Y la noche de aquel día será recordada durante generaciones y fue comentada a lo largo y ancho de todo el país. Cómo en pleno agosto, en un pueblo donde llevaban un siglo sin verla, la nieve cayó durante horas y cubrió todo el lugar con una espesa capa de magia blanca...

jueves, 30 de abril de 2009

A mi musa

Te siento tan cerca... En el reflejo del sol en el agua, en el roce del aire con mi piel, en la lluvia que resbala por mis mejillas.

Te sé tan lejos... Bailando entre las estrellas, tejiendo mis sueños, siempre una sombra vista por el rabillo del ojo.

Mi alma tiene la certeza de que existes y mi razón no se atreve a contradecirla. ¡Mi razón! ¡Qué sobre-valorada la tenía! Hace ya tiempo que decidí que si quería comprender los sentimientos debía dejarme llevar por ellos y relegarla a ella a un segundo plano. Pues soy joven y como tal los consejos sólo sirven para futuros “ya te lo dije”. Y es profundo el sentimiento que me hace creerte próxima. Próxima y lejana. Como una dimensión paralela, sólo separada por unas micras de realidad que cualquier mente provista de imaginación pueda rasgar. Próxima como un suspiro y lejana como una idea que aún no ha llegado. Pero aún así, oh musa, el simple hecho de tu existencia alienta mis palabras y llena mi corazón de sensaciones que lo desbordan. Y es en momentos como este, cuando la oscuridad arropa al mundo y mi alma reposa, cuando creo comprenderlo todo, cuando todas las piezas encajan. Y sensaciones y palabras se entrelazan en una compleja danza para finalmente dejarme vacío esperando llenarme una vez más de ti.