jueves, 30 de abril de 2009

A mi musa

Te siento tan cerca... En el reflejo del sol en el agua, en el roce del aire con mi piel, en la lluvia que resbala por mis mejillas.

Te sé tan lejos... Bailando entre las estrellas, tejiendo mis sueños, siempre una sombra vista por el rabillo del ojo.

Mi alma tiene la certeza de que existes y mi razón no se atreve a contradecirla. ¡Mi razón! ¡Qué sobre-valorada la tenía! Hace ya tiempo que decidí que si quería comprender los sentimientos debía dejarme llevar por ellos y relegarla a ella a un segundo plano. Pues soy joven y como tal los consejos sólo sirven para futuros “ya te lo dije”. Y es profundo el sentimiento que me hace creerte próxima. Próxima y lejana. Como una dimensión paralela, sólo separada por unas micras de realidad que cualquier mente provista de imaginación pueda rasgar. Próxima como un suspiro y lejana como una idea que aún no ha llegado. Pero aún así, oh musa, el simple hecho de tu existencia alienta mis palabras y llena mi corazón de sensaciones que lo desbordan. Y es en momentos como este, cuando la oscuridad arropa al mundo y mi alma reposa, cuando creo comprenderlo todo, cuando todas las piezas encajan. Y sensaciones y palabras se entrelazan en una compleja danza para finalmente dejarme vacío esperando llenarme una vez más de ti.