viernes, 26 de abril de 2013

Dulces sueños

Acepta esta ofrenda y concédeme tu favor. Este atrapasueños ha capturado la esencia de mis sueños durante más de cinco años, hoy, lanzándolo al fuego, te lo ofrezco. Este cuaderno que contiene el germen de mi ideas, mis únicos bienes de valor, acéptalas de buen grado. Y este tarrito, que contiene un suspiro de amor que el día de San Jorge dejé escapar, consérvalo como el tesoro que es.
Oh, Oniro, señor de sueños, padre de musas, maestro, hechicero, hombre y por tanto amante; concede a esta humilde alma enamorada el favor que te pide. Permíteme vagar consciente por tu reino para que, si en algún fugaz momento ella lo visita, pueda coger su mano y guiarla hasta el jardín del descanso, donde entre el rumor del riachuelo y el trinar de las aves pueda descansar mientras con historias, qué mejor lugar para contarlas que tu reino, alivio el peso de su corazón. Déjame ser, también en estas tierras, su caballero una  noche más. Permite que bellas visiones alegren su alma y que, mañana, cuando despierte, no pueda evitar que una sonrisa ilumine su cara, hazle ese favor al mundo, gran maestro, pues todos aquellos que se crucen con tamaña belleza no podrán evitar que su corazón se inflame en dicha.
A cambio, a parte de los tesoros que ya te he entregado, prometo dedicar mi vida, a parte del cuidado de mi princesa dentro y fuera de tus dominios, a divulgar tu grandeza y agrandar los horizontes de tu reino creando nuevas historias y fantasías con las que el hombre pueda soñar.

lunes, 22 de abril de 2013

Caballero andante, pero andante, andante

Dos horas antes del amanecer ya estaba frotando su deslustrada armadura e intentando afilar la antigua y embotada espada que heredó hace tantos años. Las velas se van consumiendo según se eleva el sol y su corazón rebosa dudas. Lo que al principio era impaciencia y decisión se torna, ahora miedo, otrora pesimismo. En la pared de enfrente, colgando de un clavo demasiado grande, un cuadro llama su atención. Un puente sobre un gran río, bajo una noche sin estrellas.
 Una alegre risa, fruto de un recuerdo cercano arropa su corazón y resuelto como nunca lo ha estado aparta la silla de un empujón, enfunda la espada y se pone el oxidado peto. No tiene un caballo sobre el que montar, pero hace un día maravilloso para caminar y tarareando una antigua canción, sobre hadas y sus engaños,  emprende camino hacia el norte.
 Una buena historia merece un buen principio; y se encargará de que este merezca la pena.

sábado, 20 de abril de 2013

valor

Que los dioses se apiaden de aquel que disfraza sus temores de rancia moral.
Que los astros se apiaden del hombre que siendo invitado por el viento reniega de volar.
Que los hijos de la tormenta, el terremoto y el volcán se apiaden del que no se lanza a bailar entre gigantes por que le puedan pisar.
Que se apiaden ellos, pues él jamás se perdonará.

sábado, 6 de abril de 2013

Jugando con las hadas

-Todo comenzó con la desaparición de una pequeña de apenas seis meses. La madre se había levantado inquieta en medio de la noche para encontrar,bajo las sábanas de la cuna, un muñeco toscamente tallando en madera y pintado en estrambóticos colores.
   Ante la ineficacia de la policía,  y por recomendación de un amigo, acudieron a mi; no soy barato, pero ofrezco buenos resultados mediante métodos que mis clientes no pueden llegar a imaginar...
   Tres desapariciones más en la zona en apenas una semana y una inexplicable oleada de amnesia entre los mendigos del parque me han conducido hasta aquí.
   Unto la miel en la piedra de visión, un canto rodado al que practiqué un agujero con la ayuda de un taladro, y miro a través.
  Bajo el estrellado cielo sin luna se alza, ante mi, la que antaño fue sede de reyes y señores, ahora ultrajada. Las banderas ondean al frío viento de la noche y extraños seres corretean y danzan entre las almenas. Pequeños seres luminosos, ágiles escupe-fuegos y pálidas mujeres cantan a la luna nueva, madre de su artera magia. Como sospechaba, el que antaño fuese símbolo de orgullo y poder ha sido profanado y ridiculizado por un atajo con maneras... La corte de las hadas se ha establecido en la Aljafería...
   ¡Mierda! Parece que me han visto. 
   Ante mi se materializa una mujer de belleza etérea.  Piel de nácar y cabello blanco como la nieve. Una miríada de mariposas, posadas en su cuerpo, confeccionan su vestido del color de la noche. No puede ser otra que Titania, la reina. Se acerca a mi y me roza la mejilla...
  ¡Me caigo!
   ¿Dónde estoy? ¿Qué  ocurre?

- Cálmese, señor Gutierrez. Está usted en el sanatorio Nuestra Señora del Carmen. Acaba de despertar del coma tras dos meses sin recordar siquiera quién era y ha accedido a una sesión de regresión hipnótica para ver si conseguía recordar algo.
-¡Claro que recuerdo! Tenemos que hacer algo, ya es tarde para esos niños, pero podemos evitar que haya más.
-Tranquilícese, por favor, obviamente acaba de recordar un episodio onírico que habrá vivido durante el coma...
-No, tenemos que ir a por ellos, ¡ya!
-Tranquilícese, por favor...
-¿Qué es esa jeringuilla? ¡Au!
-Celador, por favor, cuando esté más tranquilo llévelo a internamiento, parece que tendremos que practicarle pruebas un poco más intrusivas...

jueves, 4 de abril de 2013

Panorámica

¿Qué tienen todos los ríos que hacen que nuestro espíritu siempre quiera cruzar al otro lado? ¿Quizá buscamos la purificación, la transmutación o meramente seguir a delante?
Está a mi izquierda, apoyando la barbilla sobre sus brazos cruzados. El viento agita su preciosa melena y me distrae el contraste de sus labios con su nívea piel, como un rubí expuesto sobre un lino blanco para realzar su pureza. Hago un comentario banal, para intentar romper el hechizo y hace un amago de sonrisa, pero su vista sigue fija en el horizonte. Daría un trozito de mi alma por saber qué piensa, igual está dando forma a las nubes, intentando describir el bramido de las aguas a nuestros pies o bailando con gigantes en las escarpadas cumbres del Pirineo...
Ojalá pudiese verse con estos ojos  de loco y guardar dicha impresión en su memoria,  pues yo al menos no podré olvidarla jamás.