viernes, 9 de abril de 2010

Torla

Triste gris, verde intenso. Inmensos titanes dormidos, son la guardia de honor de la alegre serpiente translúcida que corre y salta entre las rocas, amparando en su ser a las hijas de las nubes, pequeñas, risueñas y brillantes, que se dirigen a su inminente destino. Ante su asalto: liebres, cerbatillos y gnomos se cobijan bajo serios guardianes de corteza negra y gris, áspera, y tiernas manos verdes. Aves e insectos, dirigidos por el silencio y con el cierzo a cargo del viento dulce componen una eterna y maravillosa sinfonía.
Y entre tanto prodigio, una luz inmensa, el centro de mi universo, corre y chapotea en los charcos del pedregoso camino. Cayado en mano, mirada traviesa y sonrisa imperecedera.