miércoles, 23 de septiembre de 2009
Esos momentos
Deseo rodear mis muñecas con sendos grilletes y ligado a una vieja lámpara de aceite hacer todos tus deseos realidad. Escalar la montaña más alta del reino más inhospito para consultar al oráculo la forma de recuperar tu sonrisa. Descender a las entrañas de la tierra y recuperar el artefacto que ponga los astros a tus pies, y poder verte bailar y brincar entre ellos. Abrazarte bajo en la noche y al ver una estrella fugaz caer a lo lejos, cogerte de la mano y pedirte que cruces el muro junto a mí para ir a prestarle auxilio... Recorrer los reinos de las hadas, surcar el cielo junto a las magníficas águilas gigantes, adentrarnos en la cueva del dragón y volver siempre a una cálida casita donde recordar lo vivido al calor del hogar.
Pero he de conformarme con el único poder que tengo a mano: mis palabras, nuestra ilusión y tu imaginación. Cuando te sientas sola, o algo no vaya bien imagina. Imagina que estás sentada a la sombra de un gran árbol mecido por el viento. Que el sol brilla sobre la hierba que ondea en todas las direcciones y te llegan aromas silvestres y olor a tormenta. Imagina que mis dedos surcan tu cuello y que al oído, tiernamente, te susurro cuanto te amo.
lunes, 10 de agosto de 2009
domingo, 21 de junio de 2009
Niebla
Se dice que la luz del astro rey se reflejaba con renovada intensidad en su nívea desnudez y que en su mágica mirada se ocultaban el conocimiento y la belleza. Vagaba por el bosque, danzando entre alegres carcajadas y cantando sus sueños a los árboles para que creciesen altos y fuertes.
Por aquel entonces aún quedaban en el mundo unos pocos guardianes de historias. Estos eran hombres eruditos que se dedicaban a observar el mundo desde sus castillos de nubes para anotar todo cuanto ocurriese y que tenían prohibido involucrarse en el mundo que observaban.
Cuentan que, desde lo alto de su castillo, uno de estos eruditos, mientras observaba atento con su catalejo el bosque, la vio pasar por un claro y que aún a cientos de metros de distancia sus miradas se cruzaron. En el corazón de él quedaron grabados dos profundos ojos marrones con unas misteriosas circunferencias verdes, en la cara de ella su sonrisa brilló con más luminosidad.
Pero el destino, caprichosa cortesana, quiso que en ese instante soplase con fuerza el viento y arrastrase el castillo lejos de allí. Pasaron las semanas y el guardián siguió con su meticuloso trabajo a pesar de que su corazón cada vez le resultaba más pesado y una extraña fuerza le oprimía el pecho. En el bosque los árboles comenzaron a entretejer sus ramas para no dejar pasar el sol, pues sentían pena por aquella que ahora cantaba tristes baladas y no querían que volviese a sufrir daño alguno.
Un día las corrientes acercaron el castillo de nubes a una tenebrosa montaña y el guardián observó preocupado cómo una anciana montaba en una escoba y se acercaba volando a él.
-Anciana, conocéis el pacto. No se os permite estar aquí.
-Jajaja. Los pactos son solo palabras, y las palabras no pueden atarme triste humano. Vengo a ofrecerte un trato. Revelame vuestro secreto mejor guardado, el don del tiempo, y a cambio te concederé aquello que tu corazón anhele con más deseo.
-Hace muchísimo tiempo que mi corazón dejó de sentir nada. Me debo a mi trabajo y por ello jamás te revelaré el secreto.
-¿Tan seguro estás? Ven, mira en mi bola, ella te mostrará tu corazón, si me dices que no ves nada me marcharé por donde he venido, sino haremos nuestro negocio.
El hombre buscó en el interior del cristal y se descubrió mirando a unos profundos ojos marrones con circunferencias verdes. No pudo disimular una sonrisa, aunque titubeando dijo:
-No veo nada.
-Mientes, pero da igual. Al mirar en el cristal has aceptado el trato, así que yo cumpliré mi parte y tu estas obligado a cumplir la tuya. Diez días de cada mes, estas nubes en las que moras descenderán sobre aquel bosque. Y entre esta niebla podréis disfrutar de vuestro amor. Mas recuerda, tú eres un guardián y para lo que es ella no hay palabras, no puedes abandornar tu castillo y sin ella el bosque moriría.
-¡No quiero que me ame por un embuste, por un encantamiento!
-Chiquillo inocente. La magia puede hacer miles de cosas, incluso engañar a la muerte, pero no puede con la mayor de todas las fuerzas. Esa parte os corresponde a vosotros. Disfruta de tu regalo, yo te prometo disfrutar del mío.
Y entre risas la anciana se esfumó no sin antes llevarse en un pergamino el secreto que andaba buscando. Al día siguiente el guardián despertó entre árboles, apenas veía aquello que alcazaba a tocar con la punta de los dedos entre la niebla. Oyó un triste cantar y se dirigió hacia él. Esquivando árboles y tropezando con raíces llegó a un claro del bosque donde volvió a verla. Estaba tumbada, haciendo dibujos en la superficie del lago con la palma de su mano y al oírlo acercarse se giró rápidamente y lo miró a los ojos. Una sonrisa, casi infantil, iluminó su cara y corriendo se lanzó entre sus brazos. Esa mañana abrazos, besos y caricias inundaron de felicidad el bosque, los árboles desenredaron sus ramas, y los rayos del sol hacían brillar la tenue niebla. Al poco tiempo él notó una extraña necesidad y salió corriendo en busca de pluma, tinta y papel.
Obras maravillosas surgieron de su recién descubierta vocación. Junto a ella escribió poemas que derretían el alma de cualquier mortal, canciones que hermanaban reinos enemistados durante generaciones y cuentos que transportaban a niños y mayores a reinos donde ni la imaginación podía llegar.
Así pasó el tiempo y ambos disfrutaron de la felicidad y la seguridad que su unión les ofrecía. Él escribía todo aquello que su alma le pedía y ella trazaba dibujos en el aire, el agua y las rocas. Un día ella le cogió de la mano y le pidió por favor que le mostrase el mundo del que tanto le había oído hablar. Él sabía que no podían abandonar ese lugar, pero no podía defraudarla, no podía imaginar que la esperanza escapase de aquellas verdes circunferencias. Así que, con las palabras de la anciana bruja resonando en su cabeza, la cogió de la mano y juntos salieron de la niebla y del bosque.
Nadie sabe con certeza qué ocurrió después, pero la prueba de que todo esto es cierto la tienes ante tí. Diez días de cada mes este bosque es inundado por la niebla, pues aunque ellos ya no estén el hechizo que fue lanzado sobre el castillo aún perdura. Sólo una vez oí contar esta historia con un final más concreto y este decía que nada más cruzar el umbral del bosque los dos se convirtieron en mortales y que disfrutaron de una vida feliz el uno junto al otro, recorriendo el mundo, sus valles, sus costas, recopilando y contando historias y canciones. Son muchos los testimonios sobre una extraña pareja que recorrió esta zona, se dice que él contaba historias que hacían soñar mundos mejores y que ella era capaz de dibujar los sueños. Pero lo que más sorprendía a todos era que quienes aún no sabían lo que era descubrían el significado de la palabra amor solo con verlos juntos.
lunes, 1 de junio de 2009
Aljafería
Homenaje
viernes, 29 de mayo de 2009
búsqueda
jueves, 21 de mayo de 2009
Noche de tormenta.
lunes, 18 de mayo de 2009
La luna se oculta
Es muy tarde. Hora de acostarse... Cojo la chaqueta y salgo a la calle. La ciudad hace horas que duerme y sólo el bullicio de algún borracho lejano rompe la tranquilidad de la noche. Camino rápido en el frescor de la noche. No por miedo o por prisa, me siento a gusto y la noche es larga. Simplemente mis pies se han puesto al ritmo de mi corazón. Otra vez aquí ésta sonrisa. No quiere irse.
Alzo la vista y tampoco la veo hoy. ¿Acaso está celosa? Quizá sí, debe ser difícil tras siglos de poemas, canciones y metáforas pasar a un segundo plano... Ya se le pasará.
En cuanto gire aquella esquina habré llegado. Mis piernas tiemblan y mi corazón se acelera. Allí está, asomada a la ventana, más radiante que Julieta. No hace falta que se escuse por no poder bajar, o porque yo no pueda subir. No hay nada que disculpar. Sólo ha sido el capricho de un loco a unas horas inadmisibles. Volverla a ver ha sido suficiente para mí. Y sentir su ilusión me ha desbordado.
-Buenas noches mi amor. Dulces sueños.
El camino de vuelta resulta instantáneo y ya estoy en la cama, imaginando que está entre mis brazos...
viernes, 15 de mayo de 2009
Noche movidita...
Descubrimiento
martes, 12 de mayo de 2009
Todo amante tiene un poeta en la cabeza y un loco en el corazón.
domingo, 3 de mayo de 2009
viaje a Málaga
viernes, 1 de mayo de 2009
Evolución de un alma...
Oh hada.
Oh niña.
Oh gata negra.
Oh musa.
Oh hada que danzabas entre los árboles que eran mis sueños.
Oh niña que reía inocente y buscaba mi protección.
Oh gata negra, que me seducías en la noche, me deleitabas con tu rebeldía y arañabas mi alma con pasión.
Oh mi musa. Tú que inspiraste mi espíritu. Tu aroma, el calor de tu carne, el frescor de tu sonrisa, tu alegría... servían de alimento a mi imaginación y alentaban mil y una historias fugaces.
Hada porque eras fantasía.
Niña porque eras inocencia.
Gata porque eras indomable y salvaje.
Musa porque eras inspiración.
Yo:
Cuentacuentos.
Niño.
Perro fiel.
Duende.
Un mero bufón. Un iluso cuentacuentos que necesitaba recordar que todo cuento tiene un final. Un niño que se siente desarropado. Un perro extraviado. Un duende sin ganas de reír.
Bufón y cuentacuentos porque mi alma anhela crear, divertir y hacer pensar.
Niño porque necesito cariño y hogar y deseo reír.
Perro porque busco a quien ser fiel.
Duende porque amo la naturaleza, lo oculto y la diversión.
Y en ocasiones:
Soy escritor.
Soy lobo.
Soy ángel.
Escritor de penas y alegrías. Moldeo las palabras a mi antojo y hago sentir maravillas a mis lectores.
Lobo fiel a su manada. Poderoso, ágil y atento a los míos. Criatura noble, temido por el hombre.
Ángel porque despliego mis alas y vuelo. Me elevo y veo todo el mundo a mis pies, y sólo deseo el bien.
Escritor porque moldeo los sentimientos.
Lobo porque me siento poderoso.
Ángel porque puedo volar.
Dualidad, complejidad, dudas, verdad...
Nudos en mi alma, claridad...
Dicha, alegría, pena tristeza...
¿Es ésta el alma de Dios?
¿Son las condiciones para crear?
¿Para dar forma y nombre?
Espero que sí, porque así es mi alma, así ha sentido y así siente. Un alma que cree conocer el dolor y que conoce la alegría. Un alma que busca expandirse, regalar un pedacito de sí misma a cada persona. Un alma que ama el mundo, la vida, la fantasía, la realidad. Un alma que ya no teme a la muerte. Un alma que se siente grande. Un alma que se sabe insignificante. Un alma que ha conocido el miedo a la soledad y lo ha atravesado.
Y hoy, frente al papel, descubro que conozco el secreto de la felicidad y que soy capaz de crear. Hoy sé que soy amor, que soy tristeza. Soy el amor no correspondido, soy la amistad, soy todos vosotros. Soy mentiras. Soy la verdad. Sólo soy uno más que sueña con volar.
Sueños.
Sentimientos.
Un punto.
Todo.
Nada.
Eternidad.
Palabras sin definición, conceptos que la mente sólo llega a tocar con la punta de sus metafísicos dedos... Ideas salvajes que amenazan nuestra tranquilidad. Deseo domarlas, plasmarlas, atarlas con mi arte y acercarlas más a nuestro entendimiento.
Ciencia.
Matemáticas.
Mecánica.
Electricidad.
Medicina.
¿De qué sirve el avance, vivir más y más cómodo si ya no hay sueños?¿Si ya no hay esperanza? En qué sociedad vivimos donde la vagancia, la incultura, el asesinato, se premian con honores y fama mientras se expulsa de su pódium, del lugar que les corresponde, a aquellos dadores de esperanza, de conocimiento. ¿Quién ha expulsado a los verdaderos artistas de su trono?
Luchad.
Gritad.
Corred.
Pintad.
Escribid.
Cantad.
Tocad.
Sentid.
Levantaos creadores y mostrad al mundo una vez más que la belleza es el alimento del alma. Que los sentimientos deben ser compartidos y los sueños realizados. Acercad la ilusión al pueblo, abridle los ojos a quienes la luz hace daño por tenerlos tanto tiempo cerrados. Resucitad la ilusión y la esperanza en los corazones apagados y devolvamos al hombre el lugar que le corresponde entre los dioses.
lluvia
Salgo al balcón, y apoyo mi espalda contra el duro armario. La lluvia sigue con su melodía. Cada gota, cada nota, un hermoso recuerdo que atesoraré por siempre.Con mi mano izquierda aprieto fuertemente el dado, la derecha sobre el corazón y pido a los espíritus, una vez más, que te hagan llegar mi mensaje; que las gotas en tus mejillas hagan aflorar a tus labios esa tierna sonrisa de cuando estás en mis brazos. Que esos besos de agua te hagan recordarme siempre por todo lo hermoso que hemos compartido. Sigue lloviendo y a mi mente acuden recuerdos de una verde ladera, en una tarde de lluvia primaveral. Una imagen de dos jóvenes amantes, que aún se están conociendo, riendo empapados.
Ya no llueve, sólo me queda el consuelo del ritmico gotear de los tejados, tan deprimente, intentando ser lluvia. No le culpo, ¿quién no quisiera ser lluvia? Tener el mundo a tus pies y en un último instante fundirte con él cómo por accidente. Ojalá fuese gota de lluvia para poder resvalar inocentemente por tu mejilla y contemplar si en verdad sonríes cómo yo lo hago ahora.
En estas horas, mientras la vida caía del cielo, he estado pensando en lo pequeña que es mi vida y lo prepotente que resulta querer ser el protagonista de una historia grande, de algo que no todo el mundo puede alcanzar. Quizá a llegado el momento de que caiga de mi nube y me funda con la tierra, con mis pies bien atados por la gravedad. O quizá todo lo contrario, quizá es el momento de que te eleves como el agua evaporada para que ambos compartamos el mismo sueño, para que, una vez más, nuestro cuento pueda ser envidiado por los siglos de los siglos... no lo sé, no sé qué pasará, pero he decidido que pase lo que pase, y hasta que pase, voy a mostrarte mi mejor cara y voy a darte todo mi cariño como hasta ahora, si es bien recibido.
Voy a quedarme aquí, escuchando el goteo de los tejados, y pidiendo que una vez más puedan volver a ser lluvia.
Blanco
Hacía calor afuera y ya se imaginaba otra tarde sin nada más que hacer. El viejo tendero se dirigió a la trastienda y dio los últimos retoques a su obra. Oyó el tintineo de las campanillas de la puerta y salió a atender. No vio a nadie. Bajó la vista. Tras el mostrador había una chiquilla de profundos ojos negros que le sonreía.
- ¿Qué haces?- preguntó la niña inocentemente.
- Construyo una bola de nieve -, respondió cortés.
- ¿Nieve? ¿Qué es eso?
- Agítala y lo verás...
La niña tomó la bola de cristal entre sus manos y con miedo la agitó. Decenas de puntitos blancos y brillantes se elevaron sobre el pueblo en miniatura y comenzaron a descender trazando un silencioso vals.
- ¡Me gusta la nieve! ¿Tienes más?
- Ahora no, pero si vienes pasado mañana tendré una nueva totalmente distinta.
- ¡Bien! ¡Adiós! - Y, entre risas, la niña salió corriendo de la tienda.
Pasó un día entero y, al siguiente, el anciano ya había terminado de construir una nueva bola de nieve, distinta a la anterior. Por la tarde, la niña entró en la tienda y quedó impresionada por el trabajo del hombre, quien le prometió que, por cada día que pasase sin que ella acudiera a la tienda, construiría una nueva. Así pasaron los días y, al menos dos veces por semana, la chiquilla pasaba por la tienda y alegraba al viejo con sus risas y anécdotas.
Pronto corrió la voz de que el viejo de la tienda de antigüedades era un verdadero artista y comenzaron a llegar compradores de todo el mundo, incluso la televisión fue a verle, pero a todos les dijo lo mismo:
- Estas bolas tienen una única dueña y por tanto no puedo hacer negocio con ellas...
Una tarde como otra cualquiera la niña entró en la tienda y muy contenta, antes incluso de que él pudiese enseñarle su nueva obra, le dijo:
- ¡Mis papás dicen que vamos a ver nieve de verdad!
- Me alegro mucho - contestó sincero el anciano.
- ¿Construirás más bolas hasta que vuelva?
- Claro, cariño, seguiré construyéndolas como hasta ahora, no te preocupes.
Y el hombre siguió trabajando alegremente en su trastienda ideando bolas cada vez más exquisitas. Y así pasaron los meses. Y la expectación por la obra del viejo se hizo tan grande que accedió a crear un pequeño museo donde poder compartirla con el resto del mundo. Y después los años. Y el hombre cada vez era más famoso y más rico, sin embargo nada cambiaba su expresión de aparente calma y afabilidad, mirando al infinito, como si esperase algo, algo que sabía que llegaría en cualquier momento.
Hasta que un día el hombre murió. Al día siguiente, en su entierro, todos miraron extrañados a una apuesta joven de ojos oscuros que lloraba apartada en un rincón y sólo le oyeron comentar:
- Apenas un día tarde. Lo siento.
Esa misma tarde la chica fue a hablar con el abogado diciendo ser la heredera de toda la obra del hombre y firmó un contrato por el cual todos los niños del lugar recibirían una vez al año una beca para poder ir con sus familias de excursión a ver la auténtica nieve.
Y la noche de aquel día será recordada durante generaciones y fue comentada a lo largo y ancho de todo el país. Cómo en pleno agosto, en un pueblo donde llevaban un siglo sin verla, la nieve cayó durante horas y cubrió todo el lugar con una espesa capa de magia blanca...
jueves, 30 de abril de 2009
A mi musa
Te sé tan lejos... Bailando entre las estrellas, tejiendo mis sueños, siempre una sombra vista por el rabillo del ojo.
Mi alma tiene la certeza de que existes y mi razón no se atreve a contradecirla. ¡Mi razón! ¡Qué sobre-valorada la tenía! Hace ya tiempo que decidí que si quería comprender los sentimientos debía dejarme llevar por ellos y relegarla a ella a un segundo plano. Pues soy joven y como tal los consejos sólo sirven para futuros “ya te lo dije”. Y es profundo el sentimiento que me hace creerte próxima. Próxima y lejana. Como una dimensión paralela, sólo separada por unas micras de realidad que cualquier mente provista de imaginación pueda rasgar. Próxima como un suspiro y lejana como una idea que aún no ha llegado. Pero aún así, oh musa, el simple hecho de tu existencia alienta mis palabras y llena mi corazón de sensaciones que lo desbordan. Y es en momentos como este, cuando la oscuridad arropa al mundo y mi alma reposa, cuando creo comprenderlo todo, cuando todas las piezas encajan. Y sensaciones y palabras se entrelazan en una compleja danza para finalmente dejarme vacío esperando llenarme una vez más de ti.