miércoles, 23 de septiembre de 2009

Esos momentos

Es cuando veo tus ojos tristes. Cuando veo como el peso de un mundo a veces demasiado cruel puede apagar el fulgor más intenso que jamás conocí, cuando de veras ansío la magia.
Deseo rodear mis muñecas con sendos grilletes y ligado a una vieja lámpara de aceite hacer todos tus deseos realidad. Escalar la montaña más alta del reino más inhospito para consultar al oráculo la forma de recuperar tu sonrisa. Descender a las entrañas de la tierra y recuperar el artefacto que ponga los astros a tus pies, y poder verte bailar y brincar entre ellos. Abrazarte bajo en la noche y al ver una estrella fugaz caer a lo lejos, cogerte de la mano y pedirte que cruces el muro junto a mí para ir a prestarle auxilio... Recorrer los reinos de las hadas, surcar el cielo junto a las magníficas águilas gigantes, adentrarnos en la cueva del dragón y volver siempre a una cálida casita donde recordar lo vivido al calor del hogar.
Pero he de conformarme con el único poder que tengo a mano: mis palabras, nuestra ilusión y tu imaginación. Cuando te sientas sola, o algo no vaya bien imagina. Imagina que estás sentada a la sombra de un gran árbol mecido por el viento. Que el sol brilla sobre la hierba que ondea en todas las direcciones y te llegan aromas silvestres y olor a tormenta. Imagina que mis dedos surcan tu cuello y que al oído, tiernamente, te susurro cuanto te amo.

domingo, 21 de junio de 2009

Niebla

Hace muchos siglos, cuando este bosque aún era joven y los rayos del sol podían campar a sus anchas por su lecho, cuenta la leyenda que aquí moraba un ser de una pureza extraordinaria.
Se dice que la luz del astro rey se reflejaba con renovada intensidad en su nívea desnudez y que en su mágica mirada se ocultaban el conocimiento y la belleza. Vagaba por el bosque, danzando entre alegres carcajadas y cantando sus sueños a los árboles para que creciesen altos y fuertes.
Por aquel entonces aún quedaban en el mundo unos pocos guardianes de historias. Estos eran hombres eruditos que se dedicaban a observar el mundo desde sus castillos de nubes para anotar todo cuanto ocurriese y que tenían prohibido involucrarse en el mundo que observaban.
Cuentan que, desde lo alto de su castillo, uno de estos eruditos, mientras observaba atento con su catalejo el bosque, la vio pasar por un claro y que aún a cientos de metros de distancia sus miradas se cruzaron. En el corazón de él quedaron grabados dos profundos ojos marrones con unas misteriosas circunferencias verdes, en la cara de ella su sonrisa brilló con más luminosidad.
Pero el destino, caprichosa cortesana, quiso que en ese instante soplase con fuerza el viento y arrastrase el castillo lejos de allí. Pasaron las semanas y el guardián siguió con su meticuloso trabajo a pesar de que su corazón cada vez le resultaba más pesado y una extraña fuerza le oprimía el pecho. En el bosque los árboles comenzaron a entretejer sus ramas para no dejar pasar el sol, pues sentían pena por aquella que ahora cantaba tristes baladas y no querían que volviese a sufrir daño alguno.
Un día las corrientes acercaron el castillo de nubes a una tenebrosa montaña y el guardián observó preocupado cómo una anciana montaba en una escoba y se acercaba volando a él.
-Anciana, conocéis el pacto. No se os permite estar aquí.
-Jajaja. Los pactos son solo palabras, y las palabras no pueden atarme triste humano. Vengo a ofrecerte un trato. Revelame vuestro secreto mejor guardado, el don del tiempo, y a cambio te concederé aquello que tu corazón anhele con más deseo.
-Hace muchísimo tiempo que mi corazón dejó de sentir nada. Me debo a mi trabajo y por ello jamás te revelaré el secreto.
-¿Tan seguro estás? Ven, mira en mi bola, ella te mostrará tu corazón, si me dices que no ves nada me marcharé por donde he venido, sino haremos nuestro negocio.
El hombre buscó en el interior del cristal y se descubrió mirando a unos profundos ojos marrones con circunferencias verdes. No pudo disimular una sonrisa, aunque titubeando dijo:
-No veo nada.
-Mientes, pero da igual. Al mirar en el cristal has aceptado el trato, así que yo cumpliré mi parte y tu estas obligado a cumplir la tuya. Diez días de cada mes, estas nubes en las que moras descenderán sobre aquel bosque. Y entre esta niebla podréis disfrutar de vuestro amor. Mas recuerda, tú eres un guardián y para lo que es ella no hay palabras, no puedes abandornar tu castillo y sin ella el bosque moriría.
-¡No quiero que me ame por un embuste, por un encantamiento!
-Chiquillo inocente. La magia puede hacer miles de cosas, incluso engañar a la muerte, pero no puede con la mayor de todas las fuerzas. Esa parte os corresponde a vosotros. Disfruta de tu regalo, yo te prometo disfrutar del mío.
Y entre risas la anciana se esfumó no sin antes llevarse en un pergamino el secreto que andaba buscando. Al día siguiente el guardián despertó entre árboles, apenas veía aquello que alcazaba a tocar con la punta de los dedos entre la niebla. Oyó un triste cantar y se dirigió hacia él. Esquivando árboles y tropezando con raíces llegó a un claro del bosque donde volvió a verla. Estaba tumbada, haciendo dibujos en la superficie del lago con la palma de su mano y al oírlo acercarse se giró rápidamente y lo miró a los ojos. Una sonrisa, casi infantil, iluminó su cara y corriendo se lanzó entre sus brazos. Esa mañana abrazos, besos y caricias inundaron de felicidad el bosque, los árboles desenredaron sus ramas, y los rayos del sol hacían brillar la tenue niebla. Al poco tiempo él notó una extraña necesidad y salió corriendo en busca de pluma, tinta y papel.
Obras maravillosas surgieron de su recién descubierta vocación. Junto a ella escribió poemas que derretían el alma de cualquier mortal, canciones que hermanaban reinos enemistados durante generaciones y cuentos que transportaban a niños y mayores a reinos donde ni la imaginación podía llegar.
Así pasó el tiempo y ambos disfrutaron de la felicidad y la seguridad que su unión les ofrecía. Él escribía todo aquello que su alma le pedía y ella trazaba dibujos en el aire, el agua y las rocas. Un día ella le cogió de la mano y le pidió por favor que le mostrase el mundo del que tanto le había oído hablar. Él sabía que no podían abandonar ese lugar, pero no podía defraudarla, no podía imaginar que la esperanza escapase de aquellas verdes circunferencias. Así que, con las palabras de la anciana bruja resonando en su cabeza, la cogió de la mano y juntos salieron de la niebla y del bosque.
Nadie sabe con certeza qué ocurrió después, pero la prueba de que todo esto es cierto la tienes ante tí. Diez días de cada mes este bosque es inundado por la niebla, pues aunque ellos ya no estén el hechizo que fue lanzado sobre el castillo aún perdura. Sólo una vez oí contar esta historia con un final más concreto y este decía que nada más cruzar el umbral del bosque los dos se convirtieron en mortales y que disfrutaron de una vida feliz el uno junto al otro, recorriendo el mundo, sus valles, sus costas, recopilando y contando historias y canciones. Son muchos los testimonios sobre una extraña pareja que recorrió esta zona, se dice que él contaba historias que hacían soñar mundos mejores y que ella era capaz de dibujar los sueños. Pero lo que más sorprendía a todos era que quienes aún no sabían lo que era descubrían el significado de la palabra amor solo con verlos juntos.

lunes, 1 de junio de 2009

Aljafería

La luz de los focos te ilumina. Altivo gigante de piedra que ha sobrevivido a tantas batallas, dormitas arropado por el canto del viento que sopla entre los árboles de alrededor. Silencio. Nadie pasea por el precioso parque. Nadie recorre ya tus almenas. Nadie habita ya en tu interior. 
Vieja mole, protagonista de grandes historias antaño. Hoy formas parte del paisaje, para muchos un monumento entre tantos otros... Ya no eres protagonista. Hoy serás testigo.
Testigo de la mayor historia. De una historia que ha sido contada desde que el hombre es hombre y que cada vez que sucede es nueva y maravillosa. Hoy dos amantes acuden ante tí a buscar refugio y a tus puertas sólo existen el uno para el otro. Sólo ellos dos perdidos en el tiempo, en una mirada. Fundidos en un abrazo.
 Dos niños que quieren vivir su cuento.

Homenaje

Quiero dedicar estas líneas a todos aquellos que saben lo que es un final. 
Son tantos y tantos los finales que hay en nuestras vidas: el final de un viaje, de un curso, de un buen libro, de una bonita historia... Y siempre suelen asociarse a momentos de tristeza. Quizá el final de curso no, pero siempre tiene que haber una excepción. El caso es que quiero aprovechar para poner al final en el lugar que se merece. 
El final, en realidad, es una puerta a lo desconocido, una bifurcación en el camino donde decidas lo que decidas jamás sabrás donde vas a acabar.
Bien es verdad que al igual que el final de un buen libro es agridulce, ya que muchas veces desearías poder seguir leyendo, lo importante es la impresión que este te deje. Tras un final sólo queda analizar la historia y quedarse con todos esos pasajes que te han hecho crecer, mejorar o simplemente sonreír. Y más importante aún es que tras aficionarte a la buena lectura siempre tienes la esperanza de encontrar libros que a su manera sean igual de valiosos o más que aquellos ya leídos. Y sólo una vez leídos hasta el final estaremos en condiciones de analizarlos y volver a extraer todo lo valioso que poseían.
Por eso propongo un brindis por el final, ese momento de contrastes en el que tras la tristeza por lo ya vivido se siente la pasión por lo que se vivirá.





Por eso te deseo que sepas vivir este momento, que sólo la sonrisa acuda a ti al mirar atrás y que la esperanza te guíe en tu viaje a lo desconocido. Y que si lo ves necesario me cojas de la mano y te acompañaré todo el trayecto que haga falta.

viernes, 29 de mayo de 2009

búsqueda

Ha sido un duro viaje.
He dejado atrás amigos y seres queridos. He vendido todo cuanto poseo. Cruzado por finos puentes de cuerda sobre infinitos abismos y rodeado volcanes en erupción. He atravesado yermas llanuras tras cruentas batallas. He tenido que huir de horribles seres en la oscuridad de asfixiantes selvas.
He descubierto la belleza en las ciudades de los elfos y la grandeza en las minas de los enanos. Compartí mi fuego con criaturas de los bosques e intercambié historias con media docena de juglares.
He blandido mi espada con valor, invocado a la magia en momentos de necesidad y la suela de mis botas apenas parece pergamino ya.
Pero ya estoy aquí. Tras meses de travesía me encuentro en la legendaria ciudad perdida. Entre el verde del bosque el reflejo del sol desvela dónde se encuetran los cristalinos edificios. Agujas de cristal que se alzan entre las majestuosas copas de los árboles.
El interior del templo está completamente iluminado por los rayos solares que crean hermosos dibujos al atravesar las paredes. Gran parte de los haces de luz se concentran en el centro, en una gran pila de piedra negra.
Por fin he llegado. 
Cuenta la leyenda que quien se asome y miré su reflejo en el agua encontrará el sentido de su vida. Muchos son los que han llegado hasta aquí y se han marchado sin atreverse a mirar. Abundantes son también aquellos que tras mirar han sucumbido a la locura...
Me acerco sereno y me asomo sobre la superficie del líquido elemento. Pronuncio las antiguas palabras y toco con la yema de mi dedo la superficie. Una extraña sensación sube por mi brazo y oprime mi corazón con fuerza. Se acelera. Me cuesta respirar. Cesa. Cuando las ondas dejan de perturbar la cristalina superficie mi reflejo ya no está. Miento. Si está, pero ha cambiado.
Ahora mi reflejo se encuentra en el interior de dos ojos marrones. Dos ojos tan profundos como el mar y tan brillantes como el polvo de hada. ¿Acaso veo unos ligeros matices de verde?
Y asombrado descubro que estoy sonriendo

jueves, 21 de mayo de 2009

Noche de tormenta.

Truenos. Las olas golpean las rocas con violencia y la espuma salta en un vano intento por alcanzar las nubes.
El paisaje apenas se perfila en sombras, negro sobre negro que con cada estallido se torna blanco. 
La lluvia cae con fuerza dando una vívida melodía al lento ritmo de la tormenta y el mar. El huracanado viento se encarga de los coros.
Detrás del acantilado, la majestuosa montaña preside el espectáculo y en sus faldas todo el bosque baila al mágico son.
Y mirando al horizonte, justo al borde del precipicio, dos sombras mecidas por el viento se abrazan y se pierden en esa melodía que el universo les está regalando.
Y sus sonrisas iluminan la noche.

lunes, 18 de mayo de 2009

La luna se oculta

    Es muy tarde. Hora de acostarse... Cojo la chaqueta y salgo a la calle. La ciudad hace horas que duerme y sólo el bullicio de algún borracho lejano rompe la tranquilidad de la noche. Camino rápido en el frescor de la noche. No por miedo o por prisa, me siento a gusto y la noche es larga. Simplemente mis pies se han puesto al ritmo de mi corazón. Otra vez aquí ésta sonrisa. No quiere irse.

    Alzo la vista y tampoco la veo hoy. ¿Acaso está celosa? Quizá sí, debe ser difícil tras siglos de poemas, canciones y metáforas pasar a un segundo plano... Ya se le pasará.

    En cuanto gire aquella esquina habré llegado. Mis piernas tiemblan y mi corazón se acelera. Allí está, asomada a la ventana, más radiante que Julieta. No hace falta que se escuse por no poder bajar, o porque yo no pueda subir. No hay nada que disculpar. Sólo ha sido el capricho de un loco a unas horas inadmisibles. Volverla a ver ha sido suficiente para mí. Y sentir su ilusión me ha desbordado.

    -Buenas noches mi amor. Dulces sueños.

    El camino de vuelta resulta instantáneo y ya estoy en la cama, imaginando que está entre mis brazos...

viernes, 15 de mayo de 2009

Noche movidita...

Y estalla la tormenta. Tumbado en la cubierta del barco contemplo el cielo. Un espectáculo impresionante. Nubes negras que se tornan blancas, se arremolinan y chocan entre ellas interpretando el ritmo más antiguo, el latir del corazón de Gea. Rayos sinuosos culebrean en derredor mientras la lluvia me bendice con su frescor. El bamboleo del barco es tan relajante...
El resto de la tripulación grita. ¿Muerte? No, gracias. Hoy no toca. La bella dama de pálido rostro y oscura túnica se sienta junto a mí y quitándose la capucha descubre su larga melena color azabache.
-¿Acaso no me temes?
-¿He de hacerlo?
-Quizá. Soy el final de todo lo que conoces. De alegrías y penas.
-Entonces no he de temerte, ¿puede haber un final mejor que : "y murió feliz"?
-Una extraña respuesta, nunca llegaré a comprenderos del todo, pero me intrigas especialmente, mortal...
-Oh, entonces ven, rápido, ponte frente a mí.  Busca en mis ojos y ya no habrá secretos...

Tras una eternidad que apenas duró un segundo, ambos apartamos la vista. La noche estaba tarnquila. Las lágrimas surcaban su rostro.
-¿Qué ocurre?
-Jamás imaginé que pudieséis llegar a sentir tanto... He de irme, te espera una vida larga y plena.
-Buenas noches entonces, gentil dama. Nos volveremos a ver, supongo...

La cama estaba empapada y lo recordaba todo claramente. Con la escusa, había podido mirar a la muerte a la cara... Y lo que vi en sus ojos lo aclaró todo...

Y en mi reflejo, creo haber visto lo que ella vio...

Simplemente ha sido una confirmación, pero cada vez estoy más seguro del sentido variable de la vida...

Y hoy se resume en una palabra...

Descubrimiento

(Ante todo, disculpas por el mono-tema del bosque... pero es que estoy un pelín "silvano"....)

Vago por un bosque donde el verdor del verano ya casi ha sucumbido ante los marrones del otoño.
Apenas una hoja aquí, otra allá, brillan con verde fulgor bajo el sol. Chispas de vida escondidas entre la serenidad otoñal. Pequeñas perlas reservadas para el buen buscador.
Camino, deambulo, paseo. Un pie tras otro voy descubriendo los magníficos juegos de luces entre el follaje, los sonidos de los seres del bosque. Y por doquier, siento tu presencia.
Una vez más me pierdo en tus ojos...

martes, 12 de mayo de 2009

Todo amante tiene un poeta en la cabeza y un loco en el corazón.

Las verdes hojas filtran la  luz del sol y con el leve estremecimiento del viento trazan complicados dibujos sobre mi piel...
Silencio. Paz. Reboso alegría.
En mi mente, el poeta trabaja frenéticamente. Una sonrisa hermosa, más si cabe por ser sincera... Un rubor imposible de disimular... Unos ojos profundos, de los que jamás podré salir... Con eso tiene tarea para rato.
En mi corazón el loco grita, canta, baila... Quiere tomar el control, no lo sabe, pero ya lo tiene.
Y todo mi ser navega en la promesa de un quizá, perdido en el divagar del juglar y el deseo del desequilibrado... Mezclando imágenes veraces e imaginación, intentando  moldear la realidad a su antojo.
Mientras loco y poeta se entretienen se estremece un elemento más en mi interior...
¿Será mi alma?¿Inquieta ante la posibilidad de encontrarse con un alma maravillosa?
Sí, mi alma respira un frescor nuevo ante la promesa de otro alma. De un alma profunda y misteriosa como los fértiles valles de montañas olvidadas o las negras simas del vasto mar. Un alma alegre como la música, como la danza, como la frenética vida de los seres del bosque. Un alma rebelde y traviesa, con quien pasar hora tras hora compartiendo ideas. Y ante todo la promesa de la magia, esa energía maravillosa que sólo algunas poseen...
Y abro los ojos y río. Río porque me compadezco de mí, río porque soy feliz. Porque vivo de sueños y esperanza de que se cumplan y porque ahora sé que tengo el valor para intentarlo.

domingo, 3 de mayo de 2009

viaje a Málaga

   Y hoy me toca ser niño, y el mundo mi jugute. A 297 km/h el paisaje cambia veloz, distintos tonos de verde se suceden... sonrío. Sé que todo cuando veo es mío, me pertenece con sólo quererlo...
   Quiero jugar, estrenar mi regalo una vez quitado el lazo de raso y rasgado el papel de colores que me impedía ver su interior. Levanto un momento la vista esperanzado, pero estoy sólo, no hay más niños con los que jugar.
Y menguo, menguo, menguo... Soy engullido por mi juguete: verde, roca, azul y cristal giran y me golpean. Todo cesa.
Bramidos, retumbar de tambores lejanos, latidos de un inmenso corazón. El mar golpea las rocas, con energía, con pasión. Oh, traicionera mar, cuántas veces  intenté renegar de tu amor y hoy, al primer contacto, río infantilmente y me sé enamorado de ti. Inmensa mar, eterna mar, promesa de grandeza, musa entregada, ¿con quién podré compartirte?

Promesas y sueños que nunca podrán cumplirse, paseo entre rocas y cavernas arrullado por tu ritmo, acariciado por la brisa y necesito una mano junto a la mía. Mi alma necesita otro alma, alguien que lea mis palabras y con una lágrima en la mejilla (o quizá una gota de lluvia) me robe un beso.

La tormenta se acerca, mi alma se sacude con cada trueno, ansía crecer, desplegarse desde la costa hacia las montañas y cabalgando las oscuras nubes buscarte estés donde estés, seas quien seas, pues por tu lágrima  te reconoceré y con tu beso tomarás mi alma. En ese momento un nuevo cuento comenzará y el pacto, mi musa, estará cerrado. Ese beso, si su simple promesa ya inspira mis palabras, elevará mi alma a rinconoes que desconozco, pero que, sospecho, existen; y te cogeré de la mano para que tú tambien puedas verlas.
Escribiré. Te escribiré. Nos escribiré. Nos escribiré un lugar propio, un rincón entre Fantasía y Realidad donde podamos refugiarnos cuando algo falle o necesitemos intimidad. No importa si eres una dama del bosque, una princesa del pueblo de las hadas o la más humilde de entre los humanos; serás reina y yo seré juglar. Serás una diosa y yo un poeta; seremos leyenda, cuento, canción, poema...
Anhelo conocer, ver el mundo como es para así imaginarlo como quiero, ansío alimentar mi alma con la belleza que Gea o el mismo hombre hayan creado. Encontrar otras almas, cambiar historias por historias, por imágenes, por recuerdos, por una lágrima y un beso arrebatado.

La tormenta cesa y no te he hallado. Vuelvo a ser un hombre diminuto que juegas a ser grande, un loco soñador en busca de su historia. Un hombre con un lápiz y un cuaderno, ese es mi único poder, mi única posesión de valor ahora. El horizonte azul está tranquilo. Esa sonrisa extraña vuelve a mí y me descubro con ganas de cantar. El camino de regreso aún es largo y hace frío,  lo dejo aquí por hoy, pero mi viaje comienza y ante el mar y las rocas prometo que te encontraré y que tu lágrima se llevará mi beso.

viernes, 1 de mayo de 2009

Evolución de un alma...

Ante todo escusarme porque fue una tarde bastante complicada...
Sé que la primera parte es más artística, pero con lo que de verdad me quedé agusto fue con lo del final, que ya no estaba inspirado pero necesitaba desahogarme...

No me critiquéis excesivamente por esto, que sólo fue un día raro (aunque en el fondo a mí me gusta)

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Oh hada.

Oh niña.

Oh gata negra.

Oh musa.

Oh hada que danzabas entre los árboles que eran mis sueños.

Oh niña que reía inocente y buscaba mi protección.

Oh gata negra, que me seducías en la noche, me deleitabas con tu rebeldía y arañabas mi alma con pasión.

Oh mi musa. Tú que inspiraste mi espíritu. Tu aroma, el calor de tu carne, el frescor de tu sonrisa, tu alegría... servían de alimento a mi imaginación y alentaban mil y una historias fugaces.


Hada porque eras fantasía.

Niña porque eras inocencia.

Gata porque eras indomable y salvaje.

Musa porque eras inspiración.


Yo:

Cuentacuentos.

Niño.

Perro fiel.

Duende.


Un mero bufón. Un iluso cuentacuentos que necesitaba recordar que todo cuento tiene un final. Un niño que se siente desarropado. Un perro extraviado. Un duende sin ganas de reír.


Bufón y cuentacuentos porque mi alma anhela crear, divertir y hacer pensar.

Niño porque necesito cariño y hogar y deseo reír.

Perro porque busco a quien ser fiel.

Duende porque amo la naturaleza, lo oculto y la diversión.


Y en ocasiones:

Soy escritor.

Soy lobo.

Soy ángel.


Escritor de penas y alegrías. Moldeo las palabras a mi antojo y hago sentir maravillas a mis lectores.

Lobo fiel a su manada. Poderoso, ágil y atento a los míos. Criatura noble, temido por el hombre.

Ángel porque despliego mis alas y vuelo. Me elevo y veo todo el mundo a mis pies, y sólo deseo el bien.


Escritor porque moldeo los sentimientos.

Lobo porque me siento poderoso.

Ángel porque puedo volar.


Dualidad, complejidad, dudas, verdad...

Nudos en mi alma, claridad...

Dicha, alegría, pena tristeza...

¿Es ésta el alma de Dios?

¿Son las condiciones para crear?

¿Para dar forma y nombre?


Espero que sí, porque así es mi alma, así ha sentido y así siente. Un alma que cree conocer el dolor y que conoce la alegría. Un alma que busca expandirse, regalar un pedacito de sí misma a cada persona. Un alma que ama el mundo, la vida, la fantasía, la realidad. Un alma que ya no teme a la muerte. Un alma que se siente grande. Un alma que se sabe insignificante. Un alma que ha conocido el miedo a la soledad y lo ha atravesado.

Y hoy, frente al papel, descubro que conozco el secreto de la felicidad y que soy capaz de crear. Hoy sé que soy amor, que soy tristeza. Soy el amor no correspondido, soy la amistad, soy todos vosotros. Soy mentiras. Soy la verdad. Sólo soy uno más que sueña con volar.


Sueños.

Sentimientos.

Un punto.

Todo.

Nada.

Eternidad.


Palabras sin definición, conceptos que la mente sólo llega a tocar con la punta de sus metafísicos dedos... Ideas salvajes que amenazan nuestra tranquilidad. Deseo domarlas, plasmarlas, atarlas con mi arte y acercarlas más a nuestro entendimiento.


Ciencia.

Matemáticas.

Mecánica.

Electricidad.

Medicina.


¿De qué sirve el avance, vivir más y más cómodo si ya no hay sueños?¿Si ya no hay esperanza? En qué sociedad vivimos donde la vagancia, la incultura, el asesinato, se premian con honores y fama mientras se expulsa de su pódium, del lugar que les corresponde, a aquellos dadores de esperanza, de conocimiento. ¿Quién ha expulsado a los verdaderos artistas de su trono?


Luchad.

Gritad.

Corred.

Pintad.

Escribid.

Cantad.

Tocad.

Sentid.


Levantaos creadores y mostrad al mundo una vez más que la belleza es el alimento del alma. Que los sentimientos deben ser compartidos y los sueños realizados. Acercad la ilusión al pueblo, abridle los ojos a quienes la luz hace daño por tenerlos tanto tiempo cerrados. Resucitad la ilusión y la esperanza en los corazones apagados y devolvamos al hombre el lugar que le corresponde entre los dioses.

lluvia

UNA HISTORIA PASADA

Salgo al balcón, y apoyo mi espalda contra el duro armario. La lluvia sigue con su melodía. Cada gota, cada nota, un hermoso recuerdo que atesoraré por siempre.Con mi mano izquierda aprieto fuertemente el dado, la derecha sobre el corazón y pido a los espíritus, una vez más, que te hagan llegar mi mensaje; que las gotas en tus mejillas hagan aflorar a tus labios esa tierna sonrisa de cuando estás en mis brazos. Que esos besos de agua te hagan recordarme siempre por todo lo hermoso que hemos compartido. Sigue lloviendo y a mi mente acuden recuerdos de una verde ladera, en una tarde de lluvia primaveral. Una imagen de dos jóvenes amantes, que aún se están conociendo, riendo empapados.

Ya no llueve, sólo me queda el consuelo del ritmico gotear de los tejados, tan deprimente, intentando ser lluvia. No le culpo, ¿quién no quisiera ser lluvia? Tener el mundo a tus pies y en un último instante fundirte con él cómo por accidente. Ojalá fuese gota de lluvia para poder resvalar inocentemente por tu mejilla y contemplar si en verdad sonríes cómo yo lo hago ahora.

En estas horas, mientras la vida caía del cielo, he estado pensando en lo pequeña que es mi vida y lo prepotente que resulta querer ser el protagonista de una historia grande, de algo que no todo el mundo puede alcanzar. Quizá a llegado el momento de que caiga de mi nube y me funda con la tierra, con mis pies bien atados por la gravedad. O quizá todo lo contrario, quizá es el momento de que te eleves como el agua evaporada para que ambos compartamos el mismo sueño, para que, una vez más, nuestro cuento pueda ser envidiado por los siglos de los siglos... no lo sé, no sé qué pasará, pero he decidido que pase lo que pase, y hasta que pase, voy a mostrarte mi mejor cara y voy a darte todo mi cariño como hasta ahora, si es bien recibido.

Voy a quedarme aquí, escuchando el goteo de los tejados, y pidiendo que una vez más puedan volver a ser lluvia.

Blanco

Hacía calor afuera y ya se imaginaba otra tarde sin nada más que hacer. El viejo tendero se dirigió a la trastienda y dio los últimos retoques a su obra. Oyó el tintineo de las campanillas de la puerta y salió a atender. No vio a nadie. Bajó la vista. Tras el mostrador había una chiquilla de profundos ojos negros que le sonreía.

- ¿Qué haces?- preguntó la niña inocentemente.

- Construyo una bola de nieve -, respondió cortés.

- ¿Nieve? ¿Qué es eso?

- Agítala y lo verás...

La niña tomó la bola de cristal entre sus manos y con miedo la agitó. Decenas de puntitos blancos y brillantes se elevaron sobre el pueblo en miniatura y comenzaron a descender trazando un silencioso vals.

- ¡Me gusta la nieve! ¿Tienes más?

- Ahora no, pero si vienes pasado mañana tendré una nueva totalmente distinta.

- ¡Bien! ¡Adiós! - Y, entre risas, la niña salió corriendo de la tienda.


Pasó un día entero y, al siguiente, el anciano ya había terminado de construir una nueva bola de nieve, distinta a la anterior. Por la tarde, la niña entró en la tienda y quedó impresionada por el trabajo del hombre, quien le prometió que, por cada día que pasase sin que ella acudiera a la tienda, construiría una nueva. Así pasaron los días y, al menos dos veces por semana, la chiquilla pasaba por la tienda y alegraba al viejo con sus risas y anécdotas.

Pronto corrió la voz de que el viejo de la tienda de antigüedades era un verdadero artista y comenzaron a llegar compradores de todo el mundo, incluso la televisión fue a verle, pero a todos les dijo lo mismo:

- Estas bolas tienen una única dueña y por tanto no puedo hacer negocio con ellas...


Una tarde como otra cualquiera la niña entró en la tienda y muy contenta, antes incluso de que él pudiese enseñarle su nueva obra, le dijo:

- ¡Mis papás dicen que vamos a ver nieve de verdad!

- Me alegro mucho - contestó sincero el anciano.

- ¿Construirás más bolas hasta que vuelva?

- Claro, cariño, seguiré construyéndolas como hasta ahora, no te preocupes.


Y el hombre siguió trabajando alegremente en su trastienda ideando bolas cada vez más exquisitas. Y así pasaron los meses. Y la expectación por la obra del viejo se hizo tan grande que accedió a crear un pequeño museo donde poder compartirla con el resto del mundo. Y después los años. Y el hombre cada vez era más famoso y más rico, sin embargo nada cambiaba su expresión de aparente calma y afabilidad, mirando al infinito, como si esperase algo, algo que sabía que llegaría en cualquier momento.

Hasta que un día el hombre murió. Al día siguiente, en su entierro, todos miraron extrañados a una apuesta joven de ojos oscuros que lloraba apartada en un rincón y sólo le oyeron comentar:

- Apenas un día tarde. Lo siento.


Esa misma tarde la chica fue a hablar con el abogado diciendo ser la heredera de toda la obra del hombre y firmó un contrato por el cual todos los niños del lugar recibirían una vez al año una beca para poder ir con sus familias de excursión a ver la auténtica nieve.

Y la noche de aquel día será recordada durante generaciones y fue comentada a lo largo y ancho de todo el país. Cómo en pleno agosto, en un pueblo donde llevaban un siglo sin verla, la nieve cayó durante horas y cubrió todo el lugar con una espesa capa de magia blanca...

jueves, 30 de abril de 2009

A mi musa

Te siento tan cerca... En el reflejo del sol en el agua, en el roce del aire con mi piel, en la lluvia que resbala por mis mejillas.

Te sé tan lejos... Bailando entre las estrellas, tejiendo mis sueños, siempre una sombra vista por el rabillo del ojo.

Mi alma tiene la certeza de que existes y mi razón no se atreve a contradecirla. ¡Mi razón! ¡Qué sobre-valorada la tenía! Hace ya tiempo que decidí que si quería comprender los sentimientos debía dejarme llevar por ellos y relegarla a ella a un segundo plano. Pues soy joven y como tal los consejos sólo sirven para futuros “ya te lo dije”. Y es profundo el sentimiento que me hace creerte próxima. Próxima y lejana. Como una dimensión paralela, sólo separada por unas micras de realidad que cualquier mente provista de imaginación pueda rasgar. Próxima como un suspiro y lejana como una idea que aún no ha llegado. Pero aún así, oh musa, el simple hecho de tu existencia alienta mis palabras y llena mi corazón de sensaciones que lo desbordan. Y es en momentos como este, cuando la oscuridad arropa al mundo y mi alma reposa, cuando creo comprenderlo todo, cuando todas las piezas encajan. Y sensaciones y palabras se entrelazan en una compleja danza para finalmente dejarme vacío esperando llenarme una vez más de ti.