Quiero jugar, estrenar mi regalo una vez quitado el lazo de raso y rasgado el papel de colores que me impedía ver su interior. Levanto un momento la vista esperanzado, pero estoy sólo, no hay más niños con los que jugar.
Y menguo, menguo, menguo... Soy engullido por mi juguete: verde, roca, azul y cristal giran y me golpean. Todo cesa.
Bramidos, retumbar de tambores lejanos, latidos de un inmenso corazón. El mar golpea las rocas, con energía, con pasión. Oh, traicionera mar, cuántas veces intenté renegar de tu amor y hoy, al primer contacto, río infantilmente y me sé enamorado de ti. Inmensa mar, eterna mar, promesa de grandeza, musa entregada, ¿con quién podré compartirte?
Promesas y sueños que nunca podrán cumplirse, paseo entre rocas y cavernas arrullado por tu ritmo, acariciado por la brisa y necesito una mano junto a la mía. Mi alma necesita otro alma, alguien que lea mis palabras y con una lágrima en la mejilla (o quizá una gota de lluvia) me robe un beso.
La tormenta se acerca, mi alma se sacude con cada trueno, ansía crecer, desplegarse desde la costa hacia las montañas y cabalgando las oscuras nubes buscarte estés donde estés, seas quien seas, pues por tu lágrima te reconoceré y con tu beso tomarás mi alma. En ese momento un nuevo cuento comenzará y el pacto, mi musa, estará cerrado. Ese beso, si su simple promesa ya inspira mis palabras, elevará mi alma a rinconoes que desconozco, pero que, sospecho, existen; y te cogeré de la mano para que tú tambien puedas verlas.
Escribiré. Te escribiré. Nos escribiré. Nos escribiré un lugar propio, un rincón entre Fantasía y Realidad donde podamos refugiarnos cuando algo falle o necesitemos intimidad. No importa si eres una dama del bosque, una princesa del pueblo de las hadas o la más humilde de entre los humanos; serás reina y yo seré juglar. Serás una diosa y yo un poeta; seremos leyenda, cuento, canción, poema...
Anhelo conocer, ver el mundo como es para así imaginarlo como quiero, ansío alimentar mi alma con la belleza que Gea o el mismo hombre hayan creado. Encontrar otras almas, cambiar historias por historias, por imágenes, por recuerdos, por una lágrima y un beso arrebatado.
La tormenta cesa y no te he hallado. Vuelvo a ser un hombre diminuto que juegas a ser grande, un loco soñador en busca de su historia. Un hombre con un lápiz y un cuaderno, ese es mi único poder, mi única posesión de valor ahora. El horizonte azul está tranquilo. Esa sonrisa extraña vuelve a mí y me descubro con ganas de cantar. El camino de regreso aún es largo y hace frío, lo dejo aquí por hoy, pero mi viaje comienza y ante el mar y las rocas prometo que te encontraré y que tu lágrima se llevará mi beso.
lo que nunca fue y se creyó ser
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