El resto de la tripulación grita. ¿Muerte? No, gracias. Hoy no toca. La bella dama de pálido rostro y oscura túnica se sienta junto a mí y quitándose la capucha descubre su larga melena color azabache.
-¿Acaso no me temes?
-¿He de hacerlo?
-Quizá. Soy el final de todo lo que conoces. De alegrías y penas.
-Entonces no he de temerte, ¿puede haber un final mejor que : "y murió feliz"?
-Una extraña respuesta, nunca llegaré a comprenderos del todo, pero me intrigas especialmente, mortal...
-Oh, entonces ven, rápido, ponte frente a mí. Busca en mis ojos y ya no habrá secretos...
Tras una eternidad que apenas duró un segundo, ambos apartamos la vista. La noche estaba tarnquila. Las lágrimas surcaban su rostro.
-¿Qué ocurre?
-Jamás imaginé que pudieséis llegar a sentir tanto... He de irme, te espera una vida larga y plena.
-Buenas noches entonces, gentil dama. Nos volveremos a ver, supongo...
La cama estaba empapada y lo recordaba todo claramente. Con la escusa, había podido mirar a la muerte a la cara... Y lo que vi en sus ojos lo aclaró todo...
Y en mi reflejo, creo haber visto lo que ella vio...
Simplemente ha sido una confirmación, pero cada vez estoy más seguro del sentido variable de la vida...
Y hoy se resume en una palabra...
que bien escribes, leñe
ResponderEliminarpor cierto, la palabra es bosque (y con esto se cierra la por ahora trilogía del bosque jajaja)
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