Vago por un bosque donde el verdor del verano ya casi ha sucumbido ante los marrones del otoño.
Apenas una hoja aquí, otra allá, brillan con verde fulgor bajo el sol. Chispas de vida escondidas entre la serenidad otoñal. Pequeñas perlas reservadas para el buen buscador.
Camino, deambulo, paseo. Un pie tras otro voy descubriendo los magníficos juegos de luces entre el follaje, los sonidos de los seres del bosque. Y por doquier, siento tu presencia.
Una vez más me pierdo en tus ojos...
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