sábado, 6 de abril de 2013

Jugando con las hadas

-Todo comenzó con la desaparición de una pequeña de apenas seis meses. La madre se había levantado inquieta en medio de la noche para encontrar,bajo las sábanas de la cuna, un muñeco toscamente tallando en madera y pintado en estrambóticos colores.
   Ante la ineficacia de la policía,  y por recomendación de un amigo, acudieron a mi; no soy barato, pero ofrezco buenos resultados mediante métodos que mis clientes no pueden llegar a imaginar...
   Tres desapariciones más en la zona en apenas una semana y una inexplicable oleada de amnesia entre los mendigos del parque me han conducido hasta aquí.
   Unto la miel en la piedra de visión, un canto rodado al que practiqué un agujero con la ayuda de un taladro, y miro a través.
  Bajo el estrellado cielo sin luna se alza, ante mi, la que antaño fue sede de reyes y señores, ahora ultrajada. Las banderas ondean al frío viento de la noche y extraños seres corretean y danzan entre las almenas. Pequeños seres luminosos, ágiles escupe-fuegos y pálidas mujeres cantan a la luna nueva, madre de su artera magia. Como sospechaba, el que antaño fuese símbolo de orgullo y poder ha sido profanado y ridiculizado por un atajo con maneras... La corte de las hadas se ha establecido en la Aljafería...
   ¡Mierda! Parece que me han visto. 
   Ante mi se materializa una mujer de belleza etérea.  Piel de nácar y cabello blanco como la nieve. Una miríada de mariposas, posadas en su cuerpo, confeccionan su vestido del color de la noche. No puede ser otra que Titania, la reina. Se acerca a mi y me roza la mejilla...
  ¡Me caigo!
   ¿Dónde estoy? ¿Qué  ocurre?

- Cálmese, señor Gutierrez. Está usted en el sanatorio Nuestra Señora del Carmen. Acaba de despertar del coma tras dos meses sin recordar siquiera quién era y ha accedido a una sesión de regresión hipnótica para ver si conseguía recordar algo.
-¡Claro que recuerdo! Tenemos que hacer algo, ya es tarde para esos niños, pero podemos evitar que haya más.
-Tranquilícese, por favor, obviamente acaba de recordar un episodio onírico que habrá vivido durante el coma...
-No, tenemos que ir a por ellos, ¡ya!
-Tranquilícese, por favor...
-¿Qué es esa jeringuilla? ¡Au!
-Celador, por favor, cuando esté más tranquilo llévelo a internamiento, parece que tendremos que practicarle pruebas un poco más intrusivas...

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