Acepta esta ofrenda y concédeme tu favor. Este atrapasueños ha capturado la esencia de mis sueños durante más de cinco años, hoy, lanzándolo al fuego, te lo ofrezco. Este cuaderno que contiene el germen de mi ideas, mis únicos bienes de valor, acéptalas de buen grado. Y este tarrito, que contiene un suspiro de amor que el día de San Jorge dejé escapar, consérvalo como el tesoro que es.
Oh, Oniro, señor de sueños, padre de musas, maestro, hechicero, hombre y por tanto amante; concede a esta humilde alma enamorada el favor que te pide. Permíteme vagar consciente por tu reino para que, si en algún fugaz momento ella lo visita, pueda coger su mano y guiarla hasta el jardín del descanso, donde entre el rumor del riachuelo y el trinar de las aves pueda descansar mientras con historias, qué mejor lugar para contarlas que tu reino, alivio el peso de su corazón. Déjame ser, también en estas tierras, su caballero una noche más. Permite que bellas visiones alegren su alma y que, mañana, cuando despierte, no pueda evitar que una sonrisa ilumine su cara, hazle ese favor al mundo, gran maestro, pues todos aquellos que se crucen con tamaña belleza no podrán evitar que su corazón se inflame en dicha.
A cambio, a parte de los tesoros que ya te he entregado, prometo dedicar mi vida, a parte del cuidado de mi princesa dentro y fuera de tus dominios, a divulgar tu grandeza y agrandar los horizontes de tu reino creando nuevas historias y fantasías con las que el hombre pueda soñar.
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