domingo, 20 de febrero de 2011
Los Nïnda
Cuando cierras los ojos y la luna te arropa con sus rayos es cuando juguetones entran a través del cristal de tu ventana. Mira cómo éste avanza subido a una gran pelota de alegres colores mientras aquel otro camina apoyando únicamente sus patas delanteras. Analizan tu habitación con movimientos espasmódicos de sus camaleónicos ojos y mientras suspiras perdido en algún sueño privado otro que no habíamos visto aún se acerca a tu cabeza volando erráticamente, sostenido por sus alas de libélula… Poco a poco el bamboleante tropel se dirige hacia ti, lenguas prénsiles colgando por la comisura de la boca, mandíbulas desencajadas, alegres saltos, contorsiones y piruetas. Son los Nïnda, los tratantes de sueños. Bailan en torno a tu cabeza, juguetean por tu almohada y poco a poco, tomando un poco de aquí y otro de allá cogen aquello que han venido a buscar, retazos de tus sueños. Después y con una sonrisa bobalicona se dirigirán a otro durmiente, donde mezclarán tus sueños con los suyos. Y así, toda la noche se divertirán mezclando las vidas de aquellos que duermen ajenos a sus fechorías. Mas no todo son trastadas, pues si duermes aferrado a algún objeto importante, si crees con fuerza, los Nïndas se verán influenciados por él; de este modo los niños que duermen junto a sus ositos de peluche nunca reciben pesadillas de manos de los Nïnda, a la vez que los enamorados que no se separen de algún objeto regalado por su pareja se encontrarán a veces, pues los Nïnda no son seres muy despiertos, con su ser amado en el mundo de Oniro.
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